Es junio pero parece agosto: temperaturas próximas a los 30 grados calentaron ayer Asturias como en los mejores días del verano. El causante de esta ola de bochorno (la máxima fue de 28,1 en Ibias) es una masa de aire cálido, que permanecerá sobre la Península hasta al menos el fin de semana que viene y que dará lugar a un episodio prolongado de buen tiempo. Según la previsión de la Agencia Estatal de Meteorología, el estío entrará cargado de munición solar, ya que hay un 50% de probabilidad de que sea más caluroso que el anterior. Todo ello se traducirá en más sequía -el Cantábrico Occidental está en nivel de prealerta-, lo que siembra de preocupación al campo asturiano. "Un verano seco, después de un invierno que pareció otoño y una primavera en la que apenas llovió, no es bueno para nadie", dice Andrea González, presidenta de la Asociación de Apicultores del Occidente.
El temor a que el excesivo calor y la escasez de lluvias asfixien las cosechas se extiende a todos los sectores. Los productores de arándanos ya vieron cómo el año pasado las altas temperaturas "tiraron abajo fincas", como asegura Fernando García, presidente de la cooperativa Principado Berries. "Otro año malo generará pérdidas económicas muy importantes", avisa García, que afronta la temporada con "preocupación". El primer aviso de que el sol está apretando más de lo normal en junio es que la campaña se adelantó 21 días: "El año pasado empezamos el 28 y éste, el 7".
Ese "madrugón" también se aprecia en la huerta de Santiago Pérez en Pruvia (Llanera), pionera en el cultivo ecológico. "Las patatas en vez de plantarlas en marzo, hubo que hacerlo en febrero. Y así con todo. No queda más remedio que adaptarnos al cambio climático y adelantar los cultivos", dice Pérez, que aconseja tener ya la huerta en plena producción en marzo o abril. "Nada de esperar a mayo, porque corremos el riesgo de perderlo todo". El agricultor opina que el "problema puede ser serio" este verano. La balsa que recoge el agua de lluvia en su finca "está medio vacía" y más que va a estarlo en los próximos meses.
Del regadío están muy pendientes los productores de kiwi. Si los ríos asturianos se secan, las plantaciones están en riesgo. "Los pozos quedaron vacíos puntualmente algún año en agosto, pero nunca de forma general", explica Ignacio Cavanilles, ingeniero agrónomo especializado en kiwis. Este estío, en vista de las previsiones, lo excepcional puede pasar. Cavanilles suscribe las palabras de los expertos, que en LA NUEVA ESPAÑA avisaron del cambio en la forma de llover al pasar del orbayo a los chubascos. "Así está sucediendo en la última década. El cambio climático es evidente y hay que buscar oportunidades con nuevos cultivos".
Los viticultores de Cangas del Narcea, en cambio, no temen a la sequía, pues "queda mucho para la campaña", que empieza a principios de octubre. Hasta entonces, "como si no cae una gota de agua, a la uva el calor le viene bien", asegura José María Martínez. Eso sí, hace falta lluvia en la etapa final para que el fruto engorde y consiga un equilibrio en el sabor. ¿Y si eso no sucede? "Va a tener una acidez más alta y el racimo va a quedar más pequeño, perdemos en producción", contesta Maite Lomba, de la bodega "Vitheras", en Carballo.
El anticiclón "Anni" dejó ayer una temperatura máxima de 28,1 grados en Ibias. Muy cerca de ese valor sofocante, que además no vino acompañado de viento, estuvieron Tineo (27,4 grados), Pola de Somiedo (26,5) y Mieres (26,4). Oviedo llegó a los 24,6, mientras que la costa estuvo entre los 20 y 23 grados. La masa de aire cálido instalada en la Península dejará durante esta semana temperaturas de hasta 40 grados y "noches tropicales", como indica la Aemet. Pese al bochorno, en Asturias caerá alguna precipitación hoy y mañana, a las que se sumarán con bastante probabilidad nieblas matinales y nubes.
