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FLOR TUÑÓN | Presidenta de la Asociación de Mujeres Campesinas de Asturias

"Para vivir del campo o tienes fincas o no puedes empezar, y hay que conocer la profesión"

"Hay negocios de turismo rural que quitan el anuncio de 'Hay wifi' porque llega una familia, se conectan los cuatro y se colapsa"

Flor Tuñón, en la Rosaleda del Campo San Francisco de Oviedo. / LUISMA MURIAS

Flor Tuñón (Morcín, 1958) es ganadera desde que empezó el siglo XXI y preside la Asociación de Mujeres Campesinas de Asturias.

- ¿Cómo está usted?

-Muy bien. Soy optimista porque de lo negativo no se saca nada. Estar triste no soluciona.

- Vive en Morcín.

-En el medio rural.

- Antes llamado "campo".

-Despectivamente.

- ¿Ser de campo le hizo sentirse mal o ser despreciada?

-No me siento inferior. Estoy en lo que elegí. Lo que puedan pensar otros no me interesa.

- ¿Lo eligió o le vino dado?

-Me vino dado. Soy nieta, hija y compañera de mineros. Ellos iban a trabajar a la mina y cuando salían tenían el complemento de la ganadería y la agricultura.

- ¿Qué queda de la minería?

-Tristemente, nada.

- ¿Tenían fincas?

-Una docena, propias, cerca de casa y curiosas para ser de montaña. El día a día de esa actividad era de las mujeres.

- ¿Cuánto ganado tenían?

-Una docena de vacas.

- ¿Ayudaba en casa?

-Iba con mis padres a la hierba, lo normal que podía hacer un niño. Ahora es diferente.

- ¿En qué?

-Hay más maquinaria y no es tan esclavo.

- ¿Qué quería ser de cría?

-No me acuerdo, fue hace mucho. Con lo que me tocó estoy contenta.

- ¿Dónde estudió?

-En el Liceo de Mieres y acabé Bachiller en el Cristo de Oviedo. No era muy buena estudiando.

- ¿Y luego?

-Trabajé quince años en la oficina de una empresa de hierros en Lugones. Cuando empezó a ir mal, vine para casa. Tenía 33 años.

- ¿Estaba casada?

-Sí, desde 1981.

- ¿Cómo conoció a su marido?

-Somos del mismo concejo y nos conocemos de toda la vida pero empezamos a salir cuando yo tenía 20 años. Eugenio es dos años mayor que yo. Era picador en el pozo Montsacro y se prejubiló en 1998 o 1999.

- ¿Cuándo se puso al frente de la ganadería?

-En 2001, cuando se jubiló mi madre.

- Empezó a trabajar cuando su marido se prejubiló. ¿Qué tal tener el doble de marido en casa y trabajar?

-Estupendo.

- Cuando se hizo con la ganadería. ¿Aportó ideas nuevas?

-Lo cogí como la tenían mis padres, pero manda la PAC (Política Agrícola Común de la Unión Europea) y te obliga a hacer cambios para poder mantenerla. Tengo 40 vacas, las que puedo mantener por las fincas que tengo. Es una pequeña explotación.

- ¿Qué diferencias hay respecto a sus padres?

-Me mecanicé y es menos manual. Me ayudan el marido, el hijo los fines de semana y la mi hermana Ana, once años menor, cuando puede.

- ¿Puede coger vacaciones?

-Últimamente, no. Pero si te organizas, puedes. Ahora, el último día del año suben las vacas al Aramo y nosotros metemos la hierba para todo el invierno. Después se puede ir porque en el puerto colaboramos unos con otros. Puedes coger una semana.

- ¿Se gana dinero?

-Es rentable si no cuentas tus horas de trabajo y si estás en el consejo regulador de la carne ecológica.

- ¿Y eso?

-Tengo asegurada la venta de los terneros que cebo. Me obligan a tener un determinado número, seis o siete, en función de las madres. Me los lleva Aseava y funciona muy bien. Tener vacas es una tradición y para mí es algo necesario: forman parte de la vida.

- Anime a alguien a ir al medio rural.

-Si no tienes fincas, no puedes empezar. Tienen que saber porque éste es un oficio como otro cualquiera. Es urgente que sean mujeres jóvenes.

- ¿Por qué?

-Porque la mujer trae la familia. Tiene hijos, y si hay hijos hay escuela y médico.

- Pero el campo muere porque las mujeres prefirieron venir a la ciudad.

-Así es.

- ¿Puede convencer a una mujer para que vaya al campo?

-Sí, porque no sólo se puede ser ganadera, se puede ser artesana, se puede dedicar al turismo rural o tener una tienda o ser una profesional que no necesite ser trabajadora presencial. Se puede siempre que haya conectividad.

- ¿No la hay?

-Yo tengo porque estoy en el centro, pero en las alas de Asturias no es así. Como empresaria de turismo rural puedes tener conexión, pero los clientes, no. Mucha gente tiene que quitar el anuncio de "Hay wifi" porque viene una familia, se conectan cuatro y se bloquea. Eso pasa en casas que están cerca de villas como Luarca.

- Tiene tiempo a meterse en una organización como las Mujeres Campesinas.

-Me coordino con un equipo que ayuda. Lo que más tiempo lleva es organizar la "Abuela campesina" y sacar un libro sobre las diferencias de la abuela de hace 30 años y la de hoy. Me metí porque es necesario. Si no peleas, nadie te da nada.

- Entró en 2013.

-La fundadora de la asociación, Carmina, estuvo veinte años, se jubiló y lo dejó. O lo cogíamos o desaparecía.

- ¿Qué buscan?

-Que la mujer se haga visible en el medio rural.

- El campo es femenino.

-En torno al 90% de las explotaciones están a nombre de mujeres. En las Cuencas hay más mujeres; en otros sitios es más proporcionado. Pero desaparecen a un ritmo rápido.

- Diferencias entre su Morcín infantil y el de hoy.

-Como estamos entre Mieres y Oviedo sigue habiendo médico y escuela. Por eso me extraña tanto que se despueble. Hay escuela de 0 a 3, banco, médico, colegio y los jóvenes se van, la gente mayor muere y las casas se cierran.

- ¿Qué echa en falta en un paisaje de campo?

-El paisanaje. Con las vacas que tenemos otro chaval y yo las tenían antes cien paisanos. La mano de obra de mi vecino y mía no puede atender el monte y los caminos como cien paisanos. Ahora limpiar los caminos depende de la Consejería o del Ayuntamiento, no sé, y lo hacen dentro de los límites del presupuesto. Antes los paisanos hacían estaferias y ahora no puede haberlas si no hay gente.

- Usted tiene un hijo.

-David, de 34 años, trabaja en una empresa de electricidad. Él quedó y prefiero que se haya quedado, aunque no le voy a poner puertas al campo. Vive en Morcín. De sus amigos unos quedaron y otros marcharon.

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