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La defensa de Villa pide que declaren las forenses que evaluaron al exsindicalista

Su informe coincide con el del neurólogo Robles Bayón, que obligó al exlíder minero a testificar el pasado mes de marzo

La defensa del exlíder sindical minero José Ángel Fernández Villa ha solicitado al Juzgado de Instrucción 3 de Oviedo que declaren las dos médicas forenses que determinaron que el también expolítico socialista podía declarar ante la juez instructora, Begoña Fernández. Pese a que le consideraron apto para testificar, Fernández Villa se acogió a su derecho a no hacerlo al considerar su letrada que estaba en indefensión al no conocer el sumario de la causa. Las conclusiones de las forenses coincidieron con las del neurólogo Alfredo Robles Bayón, que llevaron a Villa a testificar por el caso de presunta apropiación indebida al SOMA.

Fuentes próximas al caso indicaron que la estrategia que prepara la letrada Ana García Boto puede ser similar a la que utilizó en la querella que presentó el SOMA contra Villa por presunta apropiación indebida. En ese caso se realizaron hasta tres diferentes, con sus correspondientes recursos que hacían que pasara el tiempo prolongando la instrucción.

Las médicos forenses Antonia Martínez Hernández y María Rosario Morant Castillón examinaron a Fernández Villa en el Juzgado de Instrucción 3 de Oviedo el pasado 1 de junio para informar sobre "capacidades volitivas e intelectivas y en especial si se encuentra capacitado para prestar declaración judicial en calidad de investigado".

El exsindicalista llegó al Juzgado apoyado en su hija, Ángela Fernández Iglesias, y la procuradora Laura Fernández-Mijares. Mostraba un significativo deterioro físico respecto de su anterior comparecencia tres meses antes, aunque en aquella ocasión había sido a raíz de la denuncia interpuesta por el SOMA por presunta apropiación indebida.

Esa declaración ante la magistrada del Juzgado de Instrucción 4 de Oviedo, Simonet Quelle Coto, vino precedida de meses de recursos y disputa legal sobre la situación cognitiva de Villa. Finalmente fue el neurólogo Alfredo Robles Bayón, uno de los mayores expertos del país en lo que respecta a las demencias, quien examinó a Fernández Villa. El resultado de la exploración fue que el exdirigente sindical podía prestar declaración, puesto que, pese a que presentaba cierto deterioro cognitivo, estaba mejor de lo que quiere aparentar. La juez Quelle Coto estableció entonces que el interrogatorio no se prolongase, que se le debía de dar tiempo para responder sin presiones.

Villa acabó declarando, y lo hizo de manera lúcida y coherente. Incluso con arranques de ira y puñetazo en la mesa incluido y acusando a quienes habían sido directos colaboradores en el SOMA.

Lenguaje claro y sencillo

La conclusión de las forenses que le examinaron el pasado 1 de junio apunta en la misma línea que el doctor Robles Bayón. "El grado de deterioro cognitivo que se aprecia no le impediría ser oído en declaración o manifestar su voluntad". Apuntan, eso sí, que es necesario utilizar "un lenguaje claro y sencillo, con reiteración de las preguntas cuando sea necesario y permitiendo un tiempo para sus respuestas". También necesita "tiempos de receso que le permitan descansos adecuados a su estado físico".

Pero el informe deja claro que "en determinados temas que parecen de mayor interés para él, como evocación del pasado, trabajo que realizaba, temas familiares, etcétera, responde de forma súbita y manteniendo la atención adecuada". También indica que "conforme transcurre el reconocimiento o en temas de su interés o en discurso libre, la fluidez verbal mejora".

Las fuentes consultadas indicaron que el fiscal anticorrupción Ignacio Stampa mantuvo con Villa una conversación "fluida" en el domicilio del exsindicalista, cuando se procedió a su registro y durante el que el ex secretario general del SOMA estuvo detenido las aproximadamente cinco horas que se prolongó.

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