Las diligencias de investigación indican que las presuntas actividades ilícitas de la pareja formada por el sindicalista José Antonio Postigo y el constructor lenense Juan Antonio Fernández venían de antiguo y que el instrumento utilizado había sido en ocasiones precedentes, antes ya de la construcción del macrogeriátrico de Felechosa, el Montepío de la Minería. Existe rastro de que entre 2003 y 2004 la sociedad Postigo-Fernández se lucraba mediante facturas infladas y supuestas comisiones a cargo del organismo obrero.

La práctica posterior que se les imputa de exigir comisiones a los subcontratistas de la obra de Felechosa tiene al menos un antecedente en la contratación del servicio de limpieza del complejo residencial (apartamentos turísticos) que el Montepío tiene en Roquetas de Mar (Almería). A partir de declaraciones de testigos, la Guardia Civil determina que el sindicalista y el constructor se las arreglaron para obtener 6.000 euros extra cada mes ("un millón de pesetas al mes", según se recoge textualmente en las diligencias), durante una temporada en la que ese trabajo fue adjudicado a una sociedad perteneciente a Juan Antonio Fernández y antes de ser Postigo máximo responsable del Montepío.

El presunto chanchullo funcionaba así: el servicio de limpieza de Roquetas lo cobraba una sociedad del constructor, pero todo el trabajo lo realizaba otra empresa almeriense que recibía cada mes 6.000 euros menos de lo que el constructor facturaba al Montepío.

Los investigadores creen que el cobro de ese dinero amparaba "la salida de cantidades dinerarias en forma de comisiones y que tendrían el objeto de rescarcir el trato de favor dado a Alcedo de los Caballeros por parte de determinados responsables del Montepío". y se añade: "Dichas comisiones podrían constituirse como una verdadera fuente de ingresos ilícitamente obtenidos por parte de José Antonio Postigo". La existencia de ese precedente cimenta las sospechas de la Guardia Civil sobre lo que luego descubriría sobre la obra del geriátrico y el supuesto cobro sistemático de "mordidas" a los subcontratistas.

Había más que la "simple amistad" que alegaba Postigo en su relación con el constructor, un vínculo que nace y se refuerza durante años en Camposol de Mayorga, la localidad vallisoletana donde ambos tienen sus chalés desde al año 2000. Allí, Postigo alquilaba a menudo un coto (conocido como "el coto de la granja") al que invitaba a cazar a Juan Antonio Fernández y a otros amigos y conocidos de Asturias.

Postigo amplió y reformó lujosamente su chalé de Mayorga, donde el exminero del pozo Nicolasa pagaba siempre en efectivo. Desde 2000 y durante más de una década, realizó numerosas mejoras en esa finca. La Guardia Civil acudió a Valladolid a preguntar por los hábitos económicos del sindicalista. Quienes durante años le suministraron materiales para los trabajos en el chalé declaron que al menos el 90% de los pagos los hacía en metálico. Así fue con los más de 29.000 euros que le facturó entre noviembre de 2008 y febrero de 2010 una de las empresas que le suministraron materiales.

Los investigadores también consideran indiciario de que José Antonio Postigo había manejado grandes cantidades de dinero de procedencia ilícita y tenido incrementos patrimoniales no justificados el hecho de que buena parte de los vehículos adquiridos por él y sus familiares entre 2007 y 2009 lo fueron en efectivo.

Son en apariencia los antecedentes de la operación de Felechosa, el gran pelotazo que presuntamente hurdieron Postigo y su amigo constructor, utilizando de nuevo el Montepío de la Minería como coto de caza: una organización patrimonio de los trabajadores del carbón, nacida hace ahora cuarenta años con el propósito primigenio de facilitar pensiones a los muchos mineros menores de 45 años que no tenían derecho a ellas tras quedar inválidos por accidentes y para ayudar a las viudas de guerra.