El caso de las facturas hinchadas en la limpieza de los apartamentos de Roquetas de Mar lo descubre ya en 2004 un directivo del Montepío de la minería cuando viaja a Almería con el propósito de renegociar el contrato. Según su declaración ante la Guardia Civil, allí mantuvo una reunión con el dueño de la empresa, que se llamaba Limpiezas Almería, algo que sorprendió al directivo porque a él le constaba que la facturación la hacía una firma distinta (del constructor lenense José Antonio Fernández). El empresario almeriense le transmitió que ellos hacían el servicio, pero cobraba la otra sociedad. Esa persona le explicó que había un diferencia de un millón de pesetas al mes entre lo que cobraba Limpiezas Almería y lo que facturaba la otra firma, según se lee en el sumario. Y se añade: "Sin que esta empresa prestase ningún servicio facturaba un millón más al mes". Cuando el directivo se lo comentó al entonces presidente del Montepío, Alfredo Álvarez Espina, éste le contesto: "Acabas de joder a Postigo". Los pagos cesaron en junio de 2014.