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Periodista de TVE durante la Transición y empresario

Ladislao Azcona: "Las del 77 fueron unas elecciones llenas de emoción; ahora nos da pereza votar"

"En el Telediario explicábamos qué era la democracia y cómo funcionaban las urnas" "La gente se arreglaba para ir a los colegios electorales"

El periodista asturiano Lalo Azcona, durante la entrevista.

Ladislao Azcona (Oviedo, 1951) fue uno de los rostros más conocidos del Telediario de Televisión Española a finales de la década de los setenta. Cada día entraba en las casas de una media de 18 millones de españoles para contarles las noticias de una de las épocas más emocionantes de la historia de España: la Transición. Azcona fue además el periodista que en 1977 se encargó de explicarles a los españoles el sistema de votación de las que fueron las primeras elecciones democráticas tras la dictadura franquista, que este mes cumplen 40 años.

- Hace cuatro décadas de las primeras elecciones democráticas en España. ¿Cómo recuerda aquel momento?

-Yo estaba entonces como director de la primera edición del Telediario. Sólo había una televisión, todo pasaba por allí y vivimos con una enorme intensidad todo el proceso previo. Hicimos además una especie de serie pedagógica explicando qué eran las elecciones, qué era la democracia, cómo funcionaban las urnas, por qué era importante votar... Todos los días en el Telediario, además de ir sacando a todos los candidatos, había que ir explicando las distintas opciones políticas porque hay que pensar que muchos de los partidos eran desconocidos para la gente y otros habían sido ilegales durante muchos años. Fueron unas elecciones llenas de emoción, completamente distintas a las actuales, porque ahora muchas veces tenemos una sensación de pereza al ir a votar. Ha cambiado mucho: en aquel momento había una sensación de emoción y de solemnidad porque estábamos ante un momento histórico.

- ¿Cómo recuerda la retransmisión en la que explicó a los españoles el sistema de votación?

-Tenía un equipo en el Telediario de gente muy buena. Hablábamos todos mucho, teníamos un régimen casi asambleario y pensábamos que mucha gente no había tenido nunca una experiencia de voto ni sabía lo que era. Decidimos hacer esa pedagogía, yo salí hasta con una pizarra explicando cómo se votaba. La gente se reía y me decía: "¿Cómo has hecho eso?", y yo les decía: "Cómo lo explicas si no". Era la manera de contárselo.

- ¿Qué sintió usted cuando finalmente acudió a votar?

-Yo creo que todos sentimos una sensación de emoción y de que comenzaba una etapa nueva en la vida española. Recuerdo como anécdota que la gente se arreglaba para ir a votar. Se ponía el traje de los domingos, corbata... era un acto solemne, no era un acto más dentro de un proceso democrático consolidado. Era la sensación de que el mundo estaba cambiando y que España era de otra manera. Recuerdo la solemnidad, la sensación de una cierta emoción de ir a votar familias completas, todos juntos, los padres explicando a los hijos la importancia de lo que iban a hacer.

- ¿Eso se ha perdido hoy en día?

-Completamente. También los tiempos han cambiado, pero era la primera vez y votar era lo que todo el mundo soñaba que podía llegar algún día. Era el símbolo de que la democracia funcionaba. Poder votar en libertad a tus representantes.

- ¿Cree que habría que recuperar un poco de ese entusiasmo?

-No se pueden replicar los tiempos ni las sensaciones. En aquel momento lo que pensábamos es que el cambio de piel que estaba teniendo el país era enormemente trascendente y nosotros lo estábamos viviendo en la primera fila.

- ¿Qué acontecimiento de la Transición se le ha quedado grabado de su vida profesional?

-Yo recuerdo como muy especiales los días de las legalizaciones de los partidos políticos, el día de las legalizaciones de los sindicatos y el día en el que los presos políticos salieron de la cárcel. Luego recuerdo también la llegada del exilio de algunas figuras importantes. De mucha emoción recuerdo la manifestación del día después al intento de golpe de Estado del 23 de febrero. La angustia de aquella noche, el trabajo y la tensión al pensar que se podía ir por el fregadero todo lo que se había conseguido. Sólo llevábamos cinco años y de pronto parecía que todo podía saltar por los aires.

- ¿Cómo fue para un periodista vivir aquella época?

-Igual que ahora, lo que pasa es que en el día a día no te das cuenta. Luego, con el paso del tiempo dices: "Oye, que yo estaba allí". Llegó Adolfo Suárez y yo estaba con él y le conocía y ahora se recupera su figura, que fue muy criminalizada también. Todos nos conocíamos mucho: éramos muy pocos pero teníamos una relación personal muy grande. Había una relación muy fácil y muy amistosa. Yo recuerdo que eso quizá te hacía sentir todo lo que pasaba con mucha más intensidad.

- ¿Cómo era la televisión entonces?

-Mucho más artesanal, con muchos menos medios y más modesta. No se había inventado el vídeo, nosotros grabábamos en cine. Para hacer una entrevista tenía que ir con cinco personas. Estabas preparando el set una hora para poder hacer una entrevista de un minuto. Después de hacerla tenías que llevarla a revelar, se tardaba otra hora o dos horas y luego a la moviola para montarla. Todo ese proceso era artesanal y de una calidad regular; muchas de las cosas las hacíamos en blanco y negro porque era más rápido de revelar que el color. Luego el Telediario era una mezcla: en el plató era en color, pero muchas de las noticias eran en blanco y negro. No se habían inventado los telepronters y nos aprendíamos las noticias de memoria. No es moco de pavo cuando el telediario duraba 30 o 35 minutos. Éramos como un opositor, yo estaba preparando las noticias y empollándolas y salía a dar la información casi toda memorizada. Era otro mundo.

- En 1977 hacía muy poco que se había derogado la censura. ¿Había muchas presiones políticas en la televisión?

-Era una televisión única del Gobierno. Era una televisión que fue abriéndose. Yo no sentí nunca una censura enormemente hostil ni mucho menos, en aquella época no existía la censura como tal. Pero era cierto que había recomendaciones. "Oye, que está saliendo demasiado Santiago Carrillo, bajad un poco el pistón"... ese tipo de cosas. Pero no había la censura previa, que fue el drama de la época anterior en la que tenías que mandar todos los textos antes. Yo no viví eso.

- Pero sí que había ciertas recomendaciones, como usted dice.

-Pero igual también las hay ahora. Cuando vas al debate te dicen: "Intenta hacer una buena entrevista a fulanito, que me interesa, y en cambio a mengano no le hagas ni caso". Pero no había el concepto de censura que era que los textos previamente los veía alguien. En las primeras elecciones la canción "Libertad sin ira" estaba prohibida. Entonces en el Telediario yo llevé al grupo "Jarcha" para que la tocaran en directo y dije: "Señores, esta canción hay gente que piensa que debe estar prohibida, pero sólo habla de libertad. Vamos a escucharla a ver qué les parece a ustedes". No me echaron de milagro. Se puso y se convirtió en un símbolo de las elecciones. Es verdad que no había una libertad tan absoluta como hay ahora, que puedes decir lo que te da la gana de todo, pero no teníamos ningún tipo de control previo de la información en ningún caso.

- ¿Cómo ve ahora los medios de comunicación?

-Creo que hay una crisis económica muy importante de los medios, que eso no era un elemento que estuviese en el cóctel en nuestra época. En nuestra época el cóctel era lo que se podía decir y lo que no, si había libertad o no, si podías contarlo todo, si podías entrevistar a todo el mundo. Cómo ibas reincorporando a la vida normal a políticos que habían estado en el exilio, gente que tenía un peso muy importante en la historia reciente de España y que, sin embargo, había estado expulsada del sistema. Yo veo más una crisis económica que de contenidos. Yo leo todos los días los periódicos de Madrid y hay una prensa espléndida, y veo los telediarios y creo que cuentan lo que quieren, a veces con demasiada ligereza. En debates y en tertulias se dicen cosas que me chocan un poco porque hay mucha agresión personal.

- Usted en un momento dado abandonó el periodismo, ¿qué le llevó a dejar la profesión?

-Bueno, a mí me gustaba muchísimo el periodismo y en un momento determinado de mi vida pensé que debía hacer otras cosas, igual que hice la mili y no me quedé en el Ejército. A mí me gustaba mucho también el mundo de los negocios, me fui a trabajar a una gran empresa, trabajé ahí unos años y luego con un grupo de amigos compré una pequeña compañía, después compré otra y al final después de estar en el periodismo quince años llevo en los negocios 35, así que en el balance he estado más tiempo ejerciendo de empresario que de periodista. Sin embargo, el periodismo siempre ha formado parte de manera muy intensa de lo que he hecho. He tenido algún escarceo... siempre el periodista acaba volviendo al lugar del crimen, que es la redacción, y yo he vuelto alguna vez.

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