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Villa, de maletines a bolsas con billetes

La "trama Hulla" destapa que el exlíder minero acumulaba en su casa más de un millón de euros en billetes y monedas revueltos y sin contar

No había cuentas en Suiza ni en paraísos fiscales. O al menos no se han descubierto. Todo era más de andar por casa, con el dinero en "el calceto", o en la mesita de noche, o en bolsas y cofres... Según la Fiscalía Anticorrupción, los maletines y los sobres con dinero circularon durante años. Era el producto de las comisiones que supuestamente cobraban los principales implicados en la "trama Hulla", y de las que se desconoce su cuantía total y su paradero. La amnistía fiscal aprobada por decreto del Gobierno del PP en el año 2012 destapó el entramado, aunque ha llevado años de investigación.

Al hablar de tramas, de comisiones, de millones... alguno se imaginaría operaciones de ingeniería financiera para mover el dinero sin dejar rastro, y actuaciones discretas que no levanten sospechas. Se presupone cierto nivel.

No es el caso. Destapar la "trama Hulla" supuso descubrir que no había nada de sofisticación, sino que todo fue burdo. Hasta la regularización del dinero fue incluso "cutre", con revoltijo de billetes y monedas en bolsas.

Los rumores popular es imparable y en las cuencas mineras era comentario habitual de chigre "lo bien" que vivían algunos sindicalistas, focalizando los chascarrillos en dirigentes del SOMA. Se hablaba de mordidas, de entrega de millones de pesetas (aún de pesetas) en maletines, de presunta connivencia con empresas del sector minero... Hubo también denuncias sobre operaciones realizadas por el Montepío de la Minería, como la compraventa de apartamentos en Murcia y Almería que acabaron sin consecuencias judiciales.

El nombre del entonces líder sindical y político José Ángel Fernández Villa se pronunciaba en voz baja y con mucha precaución. Nunca había dado muestras de ostentación. Todo lo contrario. Siempre se había comportado con discreción e incluso se le tachaba de tacaño por "no gastar un duro ni en café". Pero ¿quién se atrevía a criticar y mucho menos a denunciar al entonces todo poderoso Villa? Otra cosa era José Antonio Postigo, presidente del Montepío y lugarteniente de Villa. Un minero que durante años ejerció en la plaza de la Salve, sede del SOMA, y que al contrario que el "jefe"daba muestras de manejar dinero y era vox populi que era dueño de propiedades que no estaban al alcance de cualquiera que trabajara en la mina.

El punto de inflexión se produjo en 2012, y el relato lo hizo el exasesor fiscal del Montepío, José Manuel Fernández, ante la jueza Begoña Fernández y los fiscales anticorrupción Ignacio Stampa y Carmen García Cerdá. Un día, José Antonio Postigo se presentó en su despacho para pedirle ayuda con un problema fiscal. Le habían abierto una inspección por unas obras realizadas en el chalé de Mayorga (Valladolid). Fue entonces cuando le contó que también tenía un dinero que le había dado su padre tras vender, durante el "boom" inmobiliario, unos terrenos que tenía en Torre del Mar, Málaga. El "problemilla" fiscal se saldó con una multa.

Pero luego llegó la regularización y Postigo volvió a consultar. "Me dijo que un amigo le había dicho que había una regularización fiscal y que tenía un poco más de dinero del que le había dado su padre. ¿No podría hacerla yo?". José Manuel Fernández le dijo que por supuesto, como donación, pero Postigo rechazó la posibilidad alegando que su padre estaba enfermo y que no podía decirle que hiciera nada.

La cosa quedó ahí, hasta que días después Postigo le planteó legalizar dinero de Villa, con el que el asesor fiscal nunca había tratado. Según su declaración, Postigo le dijo: "Oye, ¿y a José Ángel, que también tiene ahí un dinero de unas herencias, y que está separado de la mujer y no tiene el dinero en cuentas, pero ahora va a volver a casarse con ella? Que yo sepa, no es traficante de drogas, ni de armas, ni de seres humanos. No hay ningún problema". Pero vaya si los hubo.

Días después se presentan en su despacho Villa y Postigo. El dinero lo llevaba en bolsas que cargaba el lugarteniente del exlíder minero. Era un revoltijo de billetes de distintos valor y de monedas. Y allí, sobre una mesa, se pusieron a contar. Villa no sabía ni cuánto había. Cuando acabaron se marchó, sin preguntar siquiera cuánto debía.

José Manuel Fernández tenía alquilada una caja de seguridad en una sucursal del banco Santander, al que propone realizar ambas regularizaciones. El director de la oficina se lo traslada a sus superiores, que lo rechazan de manera tajante al no estar claro el origen del dinero.

El exasesor fiscal del Montepío se lo propone entonces a un abogado del BBVA, que dio el visto bueno. "El volumen del dinero de Villa era bastante importante", relató José Manuel Fernández. Tanto, que él solo no pudo llevarlo al banco y tuvo que ayudarle una compañera de la asesoría. Eran 1,2 millones de euros, que se repartieron en una cuenta a su nombre, otra de su mujer y en las de sus dos hijos. Postigo regularizó 436.000 euros a su nombre y de una de sus hijas.

Meses después, Anticorrupción se puso manos a la obra para despejar una única incógnita: ¿De dónde salió ese dinero?

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