El verde que tapiza el paisaje asturiano constituye una de las mejores defensas contra el calor, y como tal es buscado con ansia en días como el de ayer en que el termómetro ronda los 30 grados. Ya sea en parques urbanos, en cualquier paraje rural del Principado o al lado de la costa, las praderías que en esta fecha lucen mullidas y esplendorosas gracias a la hierba crecida durante la primavera se convierten en improvisados espacios refrigerados donde extender la toalla, instalar la hamaca o reunirse con la familia a disfrutar de unas bebidas frescas.

La estampa que ofrecía ayer de tarde la playa castrillonense de Santa María del Mar, que este verano lucirá por primera vez una bandera azul acreditativa de su calidad, da idea de las preferencias de los asturianos cuando de combatir el calor se trata: había tanta gente en la arena como en los prados cercanos habilitados para disfrute público. Y es que, donde ya la playa da un respiro frente al calor gracias a la acción de la brisa litoral -23º en el momento que LA NUEVA ESPAÑA visitó ayer el arenal de Santa María del Mar frente a los 26º que marcaba el termómetro en Piedras Blancas (localidad sin mar )- el verde añade un plus de frescura.

Es lo que opinan personas como Iván Marcus, Valle Suárez y Juan Luis Fernández: "En el prado se está mucho más fresco que en la playa, ¡qué duda hay!", opinaron convencidos. No obstante, cabe la discrepancia: Vanesa Sánchez, Sarabel Granda y Andrea García defendieron que, para esquivar el calor, mejor la arena de la playa. La cuestión animó el debatye mientras unos y otros compartían unas cervezas bien frías: "Ya se sabe, por eso de que aconsejan hidratarse para evitar un golpe de calor", bromeó Iván Marcus.

La física da la razón a los primeros, así sea solo porque el calor específico de la arena de la playa (la cantidad de calor que hay que suministrar a una sustancia para elevar su temperatura en una unidad) es bastante menor que el de la hierba; es decir, expuestos a la misma cantidad de calor (rayos de sol), la hierba tarda más en calentarse debido a la alta presencia en la misma de agua, una de las sustancias con mayor índice de calor específico.

Las familias Vega-Fernández, de Avilés, y Gutiérrez-Fernández, de Oviedo, fueron otras de las que ayer de tarde buscaron su "refrigerador" particular contra el calor en Santa María del Mar. Como otros muchos grupos, esperaron a la salida de los niños del colegio y pusieron dirección a este enclave costero eligiendo sentar sus reales en una mesa de madera donde dieron cuenta de una opípara merienda a base de quesos del país y sidra. Y debajo de sus pies, una alfombra de hierba: "Estamos de lujo", reseñaron, especialmente la familia ovetense, pues es sabido que el calor se ceba más con la capital que con los municipios costeros.