“Nos hallamos en infinidad de grupos dentro de las redes sociales que reclaman nuestra atención y nos exigen una permanente interacción a través de nuestros ‘smartphones’”, subraya Esther del Moral, catedrática de Didáctica y Organización Escolar de la Universidad de Oviedo, experta en el uso de las tecnologías de la comunicación (TIC). A su juicio, desde una perspectiva educativa, “debemos cuestionarnos si verdaderamente somos capaces de gestionar todas esas relaciones surgidas en el contexto virtual o si, por el contrario, nos aboca a interacciones automáticas, irrelevantes, superficiales e irreflexivas, carentes de autenticidad, que llegan a banalizar la verdadera comunicación interpersonal, donde se desdibuja el verdadero afecto”.
Esther del Moral puntualiza que “la utilización de los medios y redes sociales ya es algo irrenunciable en la sociedad actual, especialmente para los más jóvenes, pues ayudan a dar una respuesta contemporánea a una realidad humana como es la necesidad de socializarse”. Sin embargo, el abuso y descontrol de las interacciones que se generan “pueden implicar una gran atomización de nuestra capacidad de atención, especialmente en los menores, al impedir la concentración en tareas cognitivas de orden superior, favoreciendo el automatismo y la inmediatez, la irreflexión y la más absoluta dispersión”. Lo cual, agrega, “llega a provocar bloqueos y estrés ante la imposibilidad de contestar instantáneamente a los requerimientos de los ‘amigos virtuales’, o a establecer una dependencia adictiva”.
