Los quince acusados de la "operación Fusta" de la Guardia Civil, que supuso la desarticulación de la red del mayor alijo de ketamina de la región, se sentarán mañana en el banquillo de los acusados para enfrentarse a un total de 68 años y medio de prisión. La solicitud de condena de la Fiscalía oscila entre los 3 y los 9 años de prisión. El juicio, que fue aplazado el pasado mes de enero, se celebrará a partir de las 10.30 horas en la sección segunda de la Audiencia Provincial de Asturias.

La Guardia Civil incautó en la "operación Fusta" 2,1 kilos de ketamina, valorados en 100.000 euros, además de 55 kilos de hachís y seis BMW.

La supuesta organización tejió una compleja red de distribución de estupefacientes en Oviedo, Gijón y Candás, compuesta por un distribuidor principal que se encargaba de traer la droga a Asturias. Luego se repartía a diferentes concejos de la región. Los supuestos jefes residían en Madrid y Toledo, y las dos ramas con las que operaban no se conocían entre sí.

La "operación Fusta" se inició a principios de 2013, a cargo del Equipo de Delincuencia Organizada y Antidroga (EDOA) de la Policía Judicial de la Guardia Civil de Oviedo, tras tener conocimiento de que una organización podría estar introduciendo grandes cantidades de droga en la región. Con un plan de trabajo que se prolongó durante meses, los agentes fueron descubriendo el "modus operandi" de la presunta red organizada e identificando a sus integrantes.

La materialización de tanta investigación se produjo en noviembre de 2013, cuando la Guardia Civil incautaron uno de los envíos en Gijón. Panelados en los laterales de un BMW de alquiler estaban escondidos los dos kilos de ketamina y cuatro de hachís. En registros posteriores fueron hallados, según la Fiscalía, otros 51 kilos de hachís.

La red contaba con una laboratorio en Villamiana (Oviedo), donde se encontraron también 50 gramos de cocaína, 126 pastillas de "éxtasis" y tres kilos de marihuana.