El tiempo es relativo, dijo Einstein, Alberto. Lo sabía Alicia en su país de las maravillas, y lo asumían los flemáticos y nunca arrugados miembros de la tripulación del "Enterprise", la nave insignia de la Flota Estelar en la serie "Star Trek". El paso del tiempo era también pura relatividad para el protagonista de "El hombre de Alcatraz", aquel Burt Lancaster, preso conflictivo e incomunicado, que encuentra respiro y reloj vital en un pájaro herido al que salva y cuida.

Para Podemos Asturias, lo relativo del tiempo (¿qué es el tiempo sino un soplo?, escribía Shakespeare, Guillermo) se traduce en sus programas. Hoy precisamente finaliza en Oviedo la última jornada de la primera edición (¿me siguen?) de la llamada Universidá de Primavera, que comenzó el miércoles, día 21, jornada precisamente de inicio del verano. La estación estival, por si acaso alguien quiere rebajarse al menudeo informativo, comenzó ese día a las seis de la mañana y veinticuatro minutos, hora oficial peninsular, según el Observatorio Astronómico Nacional, que sabe de estas cosas. Esta estación durará 93 días y 15 horas, tiempo suficiente para organizar algunas jornadas más si sus señorías no se fueran de vacaciones. Sin acritud sea dicho.

Organizar una Universidá de Primavera el día que comienza el verano es paradoja que queda en este caso paliada porque fueron jornadas asturianas en ambiente tórrido, con temperaturas más propias de La Mancha profunda. "El tiempo nos alimentará de aventuras", le decía el caballero Don Quijote a su malnutrido escudero Sancho, cuyas tripas le sonaban con la rotundidad de una sinfónica.

La ilusión del tiempo, que explicaba (en alemán) el genio de la teoría de la relatividad general, es muy propia del verbo político. Véanse los plazos de la variante del Pajares, sin ir más lejos, o, si tiramos un poco de Historia, cuando Bonaparte, Napoleón, pronosticó aquello de que se iba a plantar en Moscú en quince días con armas y bagajes.

Sea primavera o verano la iniciativa de Podemos merece un aplauso. Unas jornadas para reflexionar sobre el drama de los refugiados (algunos cínicos lo llaman crisis). Para ellos, tantas familias rotas, el tiempo pasa a distinto ritmo que para los poderosos de la carcomida Europa.