"Estoy especialmente emocionado porque este galardón se entrega por nuestros 300 años de historia y porque la administración de justicia está acostumbrada a estar en segundo plano, pero siempre hay una primera vez", sin las palabras de Ignacio Vidau, presidente del Tribunal Superior de Justicia de Asturias, al recibir la Almuravela de Oro.

El jurista señaló que "durante los últimos años hemos sido conscientes de los recortes, pero quizás gracias a la herencia y a los 300 años que nos contemplan nos hemos mantenido firmes en las peticiones porque los asturianos merecen una justicia de calidad máxima. Aún así, en algunos casos, no llegamos a los mínimos"

Apeló al pasado personal para rememorar que "este recuerdo me hace sentir una agradable nostalgia porque me recuerda a los veranos familiares en Soto de Luiña. Conozco a su espléndida gente tenaz, trabajadora y comprometida".