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"Si los políticos no cumplen la ley, qué no se hará en la mar"

El psicólogo Marino Pérez atribuye la desobediencia de los bañistas a la juventud de los vigilantes y a la cultura de no respetar normas

Marino Pérez. LNE

"Si en los parlamentos, los políticos no cumplen las leyes, qué no pasará en verano en una playa". Esa es la reflexión que hace el catedrático de Personalidad, Evaluación y Tratamientos Psicológicos de la Universidad de Oviedo, Marino Pérez, tras los recientes casos de desobediencia de bañistas a las indicaciones del servicio de salvamento. El psicólogo atribuye la falta de respeto a los socorristas a la juventud del personal y a la cultura de no respetar las normas "tan característica de España". Según Pérez, la mayoría de vigilantes son "chavales", que además trabajan en un contexto que no invita a acatar órdenes: "Van vestidos de bañador". Sin embargo, estos chavales son los que evitan desgracias diarias en el Cantábrico. "Uno los llama y valora su trabajo solo cuando se ven apuros", indica Pérez.

A la edad de los profesionales de salvamento, hay que sumar la cultura española de saltarse las normas. "Parece que el más listo es el que se cuela o se salta la ley. Eso a los extranjeros les llama mucho la atención. Somos todos muy Quijotes, en seguida anteponemos nuestra propia voluntad a las normas", ahonda Marino Pérez. Sucede en la carretera, sucede en la cola de un supermercado, sucede en la política, sucede en las playas...

La imprudencia también está muy presente en Asturias durante el invierno. Los aficionados a la fotografía abarrotan la costa en pleno temporal marítimo pese a la advertencia del Servicio de Emergencias del Principado de evitar acercarse a acantilados, paseos marítimos y otras zonas peligrosas. Son muchos los que ponen en peligro sus vidas a cambio de una simple instantánea de viento y agua, con olas de más de nueve metros de altura. Los golpes de mar tienen mucho de imprevisible y se tienden a subvalorar. El claro ejemplo fue la muerte de un niño en febrero de 2016 en Navia, arrebatado de los brazos de su abuelo.

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