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La convivencia entre los bañistas y los socorristas en el verano del Principado

Aplausos a los "ángeles" de las playas

La mayoría de los usuarios de los arenales asturianos alaban la labor de los socorristas y coinciden en que se deben imponer sanciones a quienes se salten las normas de baño

Sara García, José Manuel Méndez y Jorge Méndez, en Salinas. R. S.

La labor que realizan los 300 socorristas que vigilan las playas asturianas es reconocida y agradecida por gran parte de los bañistas, aunque haya unos pocos que no sólo dificultan su trabajo con sus imprudencias, sino que incluso se enfrentan a ellos, les insultan y en los casos más graves incluso les agreden. Estas situaciones se producen, según coincidieron en señalar varios usuarios de arenales asturianos, porque no se aplican sanciones a quienes no respetan las normas. "Si multaran a quienes los ponen en peligro, seguro que la gente empezaba a respetarles a ellos y a su trabajo", coincidieron en señalar. Los bañistas asturianos casi estarían dispuestos a rogar un "¡Sálvame!" a los equipos de socorrismo del Principado como muestra de respaldo a su labor.

"De película". Así le parece a la riosellana Cristina Alonso que haya bañistas que desafíen las indicaciones de los socorristas hasta el punto de llevarles a requerir la intervención de las fuerzas del orden, como ha sucedido en varias playas asturianas con los últimos días de sol y bandera roja. Esta usuaria del arenal de La Espasa, en Caravia, desde hace muchos años, está "encantada" con la labor del equipo de salvamento. "Conmigo siempre se han portado muy bien, muy correctos", afirmó la mujer, madre además de una niña pequeña. Alonso incidió en que "hay que obedecer, ellos están ahí por seguridad" y señaló que quienes tienen problemas con los socorristas es porque "no saben tratar con la mar, piensan que es una piscina". La riosellana ve en los equipos de salvamento "la autoridad" en la playa.

Las amigas Cecilia García y Laura Cosmen tuvieron que ser socorridas en la misma playa de La Espasa el año pasado. A la primera le arrastró una corriente y necesitó que dos socorristas entrasen al agua para rescatarla, por lo que está "muy agradecida". Al igual que su amiga, que necesitó la atención del personal de salvamento después de que la picase un pez escorpión.

Las opiniones más generalizadas apuntan a una perfecta convivencia y el agradecimiento hacia un servicio que la inmensa mayoría de los usuarios de las playas ven muy necesario. Y con ellas coincide el personal de salvamento, como atestiguó el socorrista Iván Rodríguez, destacado en el parque playa de La Espasa: "En general no hay demasiado problema con los bañista", aunque también se los ha encontrado desafiantes a la bandera roja. "Es mi trabajo y cada vez que les vea les sacaré", afirmó, quien como el resto del gremio sabe que el color de la bandera no se decide sólo en función del tamaño de las olas que se vean. "Hay días mejores y peores, pero la gente en general responde bastante bien", afirmó Rodríguez.

Sobre la arena hay quien considera que la solución a este problema es "tocarle el bolsillo a la gente. Es lo único que entiende", comentaron algunos bañistas, para quienes después de que hubiera un primer caso de alguien que tuviera que ser rescatado por una imprudencia (como, por ejemplo, bañarse con bandera roja) tuviese que pagar "los 8.000 euros de la patrulla de Policía, el desplazamiento de los sanitarios y el Helimer, el asunto de la desobediencia estaría solucionado", señalaron.

En la playa de Xagó (Gozón), el calor aprieta. Y dos responsables de salvamento, César Garrote y Alberto Barrera, están en la orilla vigilando a los bañistas, cuidando de que ninguno se salga de la zona de baños marcada. Ondea la bandera amarilla, hay grandes olas y decenas de personas en el agua. Adela Talavera acaba de salir de pegarse un chapuzón y solo tiene palabras de agradecimiento para los socorristas en general y para los del arenal gozoniego de mayores dimensiones, en particular.

"Los socorristas son imprescindibles, muy necesarios en todas las playas; los bañistas sabemos que siempre están ahí, trabajando duramente y siempre con la mayor y mejor atención posibles", expresó Talavera, madrileña de nacimiento y afincada en Asturias desde hace veintiocho años. Su amiga Encarna Bayo defiende que los profesionales del salvamento en las playas "son los ángeles de la guarda de los arenales". "Lo único malo es que estos chavales deberían tener trabajo todo el año".

A pocos metros de Bayo y Talavera se encuentra María Fernández, que también ensalza la labor de los socorristas: "No me atrevería a venir a la playa con los críos si no estuvieran. Están ahí para cualquier descuido que pueda surgir. Aprecio muchísimo su trabajo", señaló María Fernández, mientras se remojaba los pies en la playa de Xagó.

El luanquín Roberto Menéndez lo tiene claro: "La labor de los socorristas es encomiable, los bañistas cometen imprudencias y al final, hay gente que todavía les echa la culpa a estos chavales que se pasan horas y horas velando por la seguridad de todos". Manuel Rodríguez destacó: "Tengo un hijo que fue socorrista durante dos años y sé lo duro que es el trabajo. Los usuarios de las playas deberíamos estar más agradecidos a su profesionalidad".

En la playa de Salinas los bañistas también se muestran muy concienciados con el trabajo que realizan día a día los socorristas. "Lo que tiene que hacer la gente es respetar las normas que marcan los socorristas de las playas. Realizan un trabajo encomiable que no está lo suficientemente valorado", comentó José Manuel Méndez. Este avilesino explicó que en su familia hay varios socorristas que velan por la seguridad de todos. "Conozco el caso de primera mano y sé que la gente no les toma en serio", aseveró. Para él, ante una situación de irresponsabilidad la única receta es tomar medidas para que no se infrinjan las normas. "Si empezamos a poner multas como se ponen en tráfico cada vez que nos saltamos una señal, seguro que las cosas cambiarían", afirmó rotundo José Manuel Méndez.

Asturias tiene, desde el 1 de junio hasta el 30 de septiembre, un total de 300 socorristas en 66 playas, de dieciocho concejos. El mayor dispositivo del último decenio, asegura el Principado. La inversión asciende a 371.000 euros. Y aún así, el pasado fin de semana fallecieron ahogadas dos personas, una en Barayo (Valdés), de 73 años, y otro de 52 en Buelna (Llanes). Pero además, el sábado fue especialmente agitado en los arenales asturianos, con numerosos rescates de bañistas que se metían al agua pese a ondear las banderas rojas debido al mal estado de la mar.

El personal de salvamento ha insistido estos días en que su función es ayudar y velar por la seguridad de los usuarios de las playas. No molestar.

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