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IX Encuentro de diplomáticos asturianos (y 2)

El sector exterior tiene obra para más gente

El progreso de la cifra de españoles expatriados, que ha subido un 50% en diez años, ha dejado escasas las plantillas, afirman los profesionales

Por la izquierda, José Laviña, Javier Sangro, Luis Arias, Yago Pico de Coaña, Jorge Hevia, Aurora Díaz-Rato y Eva Martínez, en el Campo San Francisco de Oviedo. MIKI LÓPEZ

En el consulado de España en Buenos Aires, 69 trabajadores atienden a una población expatriada de 320.000 personas, casi un tercio de los habitantes Asturias, bastantes más que todos los de Gijón. Tocan a más de 4.600 por operario. El ejemplo que ilustra la estrechez lo ha puesto la voz autorizada de José Laviña, diplomático ovetense que por ser subdirector general de Personal en el Ministerio de Asuntos Exteriores es el responsable de que ajusten las piezas del puzle en el departamento de recursos humanos de una "empresa" multinacional peculiar, de una instancia administrativa que presta servicios a 2,4 millones de españoles muy repartidos por todo el mundo. Dispone para ello de 5.400 trabajadores, de los que sólo 2.000 están en España. Los otros 3.400 operan en 225 oficinas repartidas por 120 países y de un tiempo a esta parte deben ocuparse de más con menos. En el encuentro de diplomáticos asturianos que LA NUEVA ESPAÑA ha promovido este año por noveno verano consecutivo, Laviña y seis de sus colegas, compañeros de profesión y orígenes, se han tomado un rato para reflexionar sobre su labor, sobre sus condicionantes y singularidades, sobre la vida en la trastienda de la residencia del embajador.

Y dirán de entrada que los números dan fe del progreso extraordinario que ha experimentado el censo de españoles en el exterior, "un cinco por ciento en el último año, un cincuenta en un decenio", casi un sesenta sólo desde 2009 si sólo se cuentan los inscritos en Asturias. También de que la mies ha crecido mucho más que los operarios. De las estrecheces, de las reminiscencias de la crisis, de la escasez impuesta desde el Ministerio de Hacienda para la renovación de bajas sale una población creciente atendida por funcionarios menguantes.

Una oficina diplomática es observatorio privilegiado para constatar que los españoles expatriados llevan unos cuantos años en progresión por los aumentos paralelos de la emigración juvenil y de las adquisiciones de nacionalidad -consecuencia éste en gran parte de la flexibilización legal que en 2007 abrió la puerta a los hijos y nietos de emigrantes-, pero también que las plantillas que se ocupan de ellos no terminan de remontar a un ritmo equiparable. "En cualquier consulado o embajada hay menos gente que hace treinta años", persevera José Laviña. Y hasta la eclosión en la recepción de turistas eleva la carga de trabajo por el repunte paralelo de las solicitudes de visados, destaca Eva Martínez, directora general de Países del Magreb en Exteriores. "En Argel, por ejemplo, se dan 100.000 al año" y España, más cuantos más turistas, recauda por este concepto unos cien millones de euros.

Todo eso se aprecia sin dificultad cuando se mira a vista de consulado. El de París, que tiene al frente a Luis Arias, ovetense con el corazón en Barcia (Valdés), atiende a 130.000 personas, una población potencial notablemente superior a la de la provincia de Soria y hace frente a un incremento de en torno a 10.000 con una plantilla que se ha reducido en doce trabajadores en un trienio, ahora 38. Aurora Díaz-Rato, embajadora en Suiza, hija de ovetense y con raíces en Noreña, recuerda las aglomeraciones ante la delegación consular deLondres, Caracas debe atender a 180.000 españoles con una plantilla de 62? A estas alturas del año ya se vuelven escasas las 300 bajas anuales que Hacienda permite cubrir como máximo.

La batería de cifras, no obstante, también da pie a la defensa de la calidad del "material humano". Jorge Hevia, diplomático colungués, director político adjunto en la Dirección General de Política Exterior, interpreta los datos "en positivo", encontrando un motivo para ensalzar la dedicación del servicio exterior.

El censo de diplomáticos en activo suma 969, siguen los datos, y de ellos 29 han nacido en Asturias, veinte hombres y nueve mujeres para una cuota por sexos menos desigual que la media de España, donde se cuenta un 25 por ciento de mujeres. Aquí, no obstante, hay que tener presente el aforismo que siempre invoca en estos casos Yago Pico de Coaña, embajador jubilado, coañés hasta de apellido, madrileño sólo de nacimiento. Él siempre se dirá asturiano con la argumentación irrebatible de que "si la gata pare en el horno, no hace bollos, sino gatos". Con esa base, los diplomáticos asturianos rebaten la cifra oficial con la constancia de que la informática no registra a los muchísimos de pleno sentimiento que no figuran en esa estadística. Al menos, dicen, el recuento real debería llegar a noventa.

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