La población osera de la cordillera Cantábrica se consolida con 40 hembras y 67 crías, según el último censo realizado en 2016 en las cuatro comunidades de la zona: Asturias, Galicia, Cantabria y Castilla y León, y presentado hoy en Valladolid. Una vez finalizado el recuento que los gobiernos de estas autonomías elaboran anualmente, el sector occidental revela esa tendencia con 34 osas y 57 oseznos, mientras en el oriental hay constancia de la presencia de 6 ejemplares y 10 crías.

Desgranando estas cifras globales por zonas, 29 osas y 52 crías han sido localizadas en la zona occidental de Asturias y 5 ejemplares y 7 crías, en la de Castilla y León. En el oriente, están censadas 6 hembras y 10 oseznos, de las cuales 4 osas y sus esbardos han estado en diferentes momentos del año entre Palencia y Cantabria; una se ha movido entre León y Cantabria, y la última ha sido localizada en todas las ocasiones en Palencia.

En el censo de 2016, cerrado una vez finalizada la época de celo de 2017, se contabilizaron las mismas osas y tres crías más que en 2015. De estos datos, así como del análisis de la evolución de las cifras recabadas desde el año 2000, se desprende una clara consolidación de la población. De hecho, se ha pasado de las diez osas con crías detectadas en ese ejercicio a las 40 de la actualidad.

En cuanto al número total de ejemplares, se estima que la población de oso pardo en la cordillera Cantábrica se sitúa en una horquilla comprendida entre los 230 y 260 ejemplares, de los que entre 190 y 220 corresponderían a la subpoblación occidental y al menos 40 a la oriental.

Método de seguimiento

El seguimiento anual de las unidades familiares de osas con crías constituye un método de conteo que permite estimar la tendencia demográfica de las poblaciones de oso, dada su menor área de campeo y su fácil detección, ya que sus hábitos son fundamentalmente diurnos. Estas unidades facilitan el trabajo de control poblacional mediante su observación directa a través de telescopios para evitar interferir con los animales. De este modo, se puede diferenciar a los grupos familiares y registrar el tamaño y manchas características de las hembras y las crías, su número, posibles defectos físicos, etcétera. Los resultados obtenidos permiten establecer el número mínimo de osas con crías y analizar así la evolución y tendencia de la población osera.

Las cuatro comunidades de la cordillera coordinan anualmente sus acciones para ofrecer los resultados del conjunto poblacional de osas con cría que se reparten por el territorio. El trabajo de campo lo realizan los técnicos de las cuatro administraciones y sus respectivas guarderías, así como los equipos de la Fundación Oso Pardo (FOP). Además, cuentan con el apoyo de otras oenegés dedicadas a la conservación de esta especie, como la Fundación Oso de Asturias (FOA), la Fundación Patrimonio Natural de Castilla y León y el Fondo para la Protección de los Animales Salvajes (Fapas), así como del Seprona de la Guardia Civil. También colaboran la guardería de los cotos regionales de caza, asociaciones de cazadores, naturalistas aficionados, montañeros y habitantes de las zonas oseras, que cada día se sienten más vinculados a la conservación de los últimos osos pardos de origen ibérico.