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La encrucijada de la Universidad menguante

Los rectores advierten de que en 15 años el sistema "no podrá producir el talento que necesita el país" e instan a facilitar la captación de extranjeros

La encrucijada de la Universidad menguante

En diez años de este siglo demoledor para la demografía asturiana, las aulas de la Universidad de Oviedo han perdido más de uno de cada tres alumnos. En 2015, la institución académica asturiana ya tenía una población de estudiantes inferior en un 35 por ciento a la de 2005 y no hay razones para pensar que esa tendencia al desgaste vaya a reverdecer en el corto plazo. La alerta, en la voz de Rafael Puyol, exrector de la Universidad Complutense de Madrid y geógrafo experto en demografía, se enciende mirando hacia la dimensión menguante de las generaciones que curso tras curso cruzan la frontera de la educación superior. Asturias sería el tubo de ensayo de un fenómeno contagioso en el resto de España, de una "curva de descenso que va a tener un pronunciamiento tremendo". En quince años, pronostica Puyol, "este país no va a ser capaz de producir el talento que necesita". No sólo de universitarios, aclara, también de trabajadores adiestrados en los centros de formación profesional? "De todo tipo".

Con su experiencia de estudio del fenómeno, el demógrafo gijonés ha encendido la señal de alarma dando dimensión universitaria a la sangría demográfica, asunto especialmente urgente en Asturias y tema de examen en la tertulia de rectores y exrectores asturianos que cada verano promueve LA NUEVA ESPAÑA en Ribadesella. Por la mesa del debate se extiende un diagnóstico preocupante y a su lado algún atisbo de paliativo en la necesidad de perfeccionar la capacidad atractiva de la Universidad española para los estudiantes extranjeros. La constatación de Puyol de que la enseñanza superior tendrá "un exceso de oferta en muy poco tiempo" lleva la mirada de todos hacia el extranjero. "La capacidad de atracción que podríamos tener sería muy grande", constata el exrector de la Complutense. "Pero partimos de una situación muy endeble. No hemos apostado por una política de atracción de estudiantes foráneos y así no vamos a ser capaces de aprovechar ese tirón", lamenta.

Hay "una oferta razonable de enseñanza", constata, "profesores de buen nivel" y hasta "precios baratos, aunque los subamos", pero también un apreciable repertorio de "dificultades burocráticas y administrativas" que inducen a pensar que "podemos perder una oportunidad histórica si no espabilamos".

Manuel Villa Cellino, presidente del Consejo Rector de la Universidad Nebrija, dejará sobre la mesa un dato, en el sistema universitario español también hay instituciones, alguna privada como la suya, en las que la cifra de alumnos "crece al quince por ciento anual", pero hace suya la tesis sobre la gran falla de la burocracia en la asignatura pendiente de la internacionalización del alumnado. "Es muy difícil", pone por ejemplo, "conseguir visados para extranjeros que quieran cursar sus estudios en España". Debería ser posible, concreta, "que cuando una Universidad se responsabilice de un estudiante que viene de fuera de la UE se le pueda conceder automáticamente el visado".

La mirada exterior debería ser, en todo caso, "una buena salida para hacerse con una importante demanda potencial", interviene el lenense Salvador Ordóñez, exrector de las universidades de Alicante y Menéndez Pelayo de Santander, que añade al argumento la necesidad de racionalizar las barreras para las convalidaciones de títulos, más sencillas en general para un español que sale que para un extranjero que llega. De su lado, el exrector de la Universidad de Oviedo Juan Vázquez se dice tan preocupado por la dimensión de las nuevas generaciones de estudiantes como por su composición, convencido de que además de más pequeñas van a ser cada vez más "distintas", pero sí invita a enfrentarse al futuro impregnando la institución de vocación internacional. Habla de "considerar la internacionalización con una visión más amplia", de hacer que "los profesores, los sistemas, las dinámicas y el ambiente respondan a pautas internacionales" y de avivar la captación de "profesores visitantes. Deberíamos contar con un cierto presupuesto para implicar a docentes que estén dispuestos a pasar un año o dos aquí", sugiere.

A Zulima Fernández, exvicerrectora de la Universidad Carlos III y exdirectora de la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y para la Acreditación (ANECA), se refiere al aprovechamiento del potencial atractivo que hablando en singular de la Universidad de Oviedo tiene una institución con "grupos que cuentan con muy buena referencia internacional". El rector Santiago García Granda asentirá celebrando una formación que "compite en cualquier lugar del mundo" y señalando el camino hacia un futuro muy distinto de aquel pasado que ya no volverá, el de los "más de 1.100 alumnos para mí solo, con un profesor ayudante de clases prácticas", que Juan Sebastián López Arranz, exrector de la Universidad de Oviedo, recuerda de sus inicios como catedrático en la Facultad de Medicina de Santiago de Compostela.

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