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Los expertos piden evaluar el desempeño docente para renovar la Universidad

El secretario del Consejo Social, Ignacio Villaverde, juzga excesiva la coexistencia de más de 80 universidades "semejantes y poco dinámicas"

La ceremonia de toma de posesión del nuevo rector, García Granda, que ya suma un año de mandato. L. MURIAS

Cambiar la Universidad desde dentro. Este es el reto que proponen los autores del informe "La reforma de la gobernanza en los sistemas universitarios europeos", avalado por la Conferencia de Consejos Sociales, que analiza los casos de Austria, Dinamarca, Finlandia, Países Bajos, Francia y Portugal, y donde señalan como modelos de éxito la fusión de universidades y el cambio de estatus del profesorado de funcionario a personal laboral. El catedrático de Derecho Constitucional Ignacio Villaverde, secretario del Consejo Social de la Universidad de Oviedo, conoce bien el informe y también los sistemas que rigen fuera de España. Por ello, aprecia cierta urgencia en la necesidad de afrontar una "reconversión o reestructuración" de la institución académica que, sin embargo, nada tiene que ver con despidos, precisa. A su juicio, ese cambio en el estatus del profesorado podría lograrse estableciendo una serie de requisitos para la evaluación de su desempeño docente.

Plantea Villaverde convertir en obligatoria la acreditación de los sexenios investigadores. En Canadá, cada cinco años, los profesores deben superar una evaluación. A los diez años obtendrán un contrato indefinido si todo va bien pero periódicamente están sujetos a exámenes de control que, de no superarlos, no podrán acceder a fondos públicos para proyectos de investigación, lo cual supondría un freno en su carrera académica. En España, más allá de la pequeña recompensa económica que supone el sexenio investigador -unos 40 euros mensuales-, su consecución es más un símbolo de estatus y de prestigio en la Universidad que otra cosa. En ocasiones el sexenio investigador es requisito indispensable para poder dirigir tesis doctorales o participar en doctorados de calidad. Nada más. "Pero el que no lo hace no pasa nada. Eso desmotiva y hay quien tira la toalla", sostiene Villaverde sobre una universidad en la que, según su criterio, "se mantienen estructuras del siglo XIX; tenemos un problema de elefantiasis", denuncia antes de reclamar una reducción del número actual de universidades en España como señala el informe de la Fundación Conocimiento y Desarrollo elaborado junto con la Conferencia de Consejos Sociales y la Cámara de Comercio de España. Las más de 80 universidades españolas "que no se distinguen entre sí" y, además, resultan "poco flexibles y dinámicos"precisan de una "reconversión", prosigue el catedrático. Ese cambio también debería aplicarse al Personal de Administración y Servicios (PAS), subraya el secretario del Consejo Social de la Universidad de Oviedo. "Al final la única expectativa que existe es seguir haciendo lo mismo solo que mejorando económicamente"", indica. Y esa aspiración consume a la institución. "Hay que motivar a los profesores", demandan los expertos.

Según Ignacio Villaverde, la Universidad de Oviedo debe afrontar un plan estratégico a 10 15 años, aprovechando las rotaciones y jubilaciones para afrontar el necesario relevo generacional y reestructuración del estatus del personal académico. A su juicio, el modelo "tenure track" de universidades como Finlandia que facilita la introducción de nuevo personal académico en base a un período de prueba de cinco años, funciona muy bien. Ese tipo de dinámicas, apuntan los responsables de los consejos sociales de las universidades españolas, suponen un incentivo para el profesorado pues se genera una cierta "competencia sana" entre los grupos de investigación.

Rafael Puyol, exrector de la Complutense de Madrid, defendía recientemente en la tertulia académica organizada por LA NUEVA ESPAÑA en Ribadesella, que en la universidad española no se realiza todavía el esfuerzo suficiente de captación de fondos privados. De su etapa en la gestión, en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo y en la de Alicante, el asturiano Salvador Ordóñez reconoce que es "dificilísimo" captar recursos del mundo empresarial. Uno y otro coinciden en la necesidad de que institución académica se adapte a la sociedad en la que se inserta, lo que conlleva una reestructuración en cuestiones de financiación y gobernanza. El secretario del Consejo Social de la Universidad de Oviedo coincide con rectores y exresponsables de la institución en que el Gobierno del Principado "nunca se comprometió" con la Universidad. Error. Los gobiernos que apuestan por sus universidades, introduciendo mayores controles externos para dar voz a la sociedad que las financia, obtienen mejores resultados.

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