La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Las Medallas de Plata de Asturias 2017

"Peligra la renovación de plantilla", alertan los médicos de atención primaria

Los presidentes de las tres sociedades científicas de la especialidad, orgullosos de un premio "que debe venir acompañado de más inversión"

Por la izquierda, Chema Fernández Rodríguez-Lacín, Antonio Hedrera Peláez y Manuel A. Fernández Barrial, en Lugo de Llanera. LUISMA MURIAS

Entre los tres acumulan casi un siglo de actividad diaria en la atención primaria asturiana. Aseguran no solo haber acertado con la profesión sino sentirse orgullosos de ella. Y más en estas vísperas de que la red de centros y profesionales de atención primaria del Servicio de Salud reciba la Medalla de Plata de Asturias.

Son los representantes de las tres sociedades científicas de la especialidad implantadas en el Principado. José María Fernández Rodríguez-Lacín es presidente de la Sociedad Asturiana de Medicina Familiar y Comunitaria (Samfyc); Antonio Hedrera Peláez lo es de la Sociedad Asturiana de Médicos Generales y de Familia (Semg), y Manuel Amadeo Fernández Barrial es presidente en Asturias de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen). Se llevan bien pero coinciden en una apreciación: "va a haber mucha gente que se sorprenda de vernos en el periódico juntos".

Agrupan a la inmensa mayoría del millar de médicos de atención primaria que trabajan en Asturias pero no serán los que recojan la medalla, sino dos médicos jóvenes, uno eventual y otra con plaza en propiedad. El gesto tiene razón de ser y sirve de guiño: "No hay médicos de familia, la renovación de plantilla está en peligro porque, entre otras cosas, los médicos eventuales de atención primaria se enfrentan a contratos precarios y acaban marchándose a otros países", lamenta Antonio Hedrera, 36 años como médico de atención primaria, actualmente adscrito casi siempre al área de Urgencias en el SAMU.

En el último semestre lo hicieron 1.500 en toda España. "Apenas hay oposiciones. En Asturias salieron ochenta plazas desde 2002 y en la Universidad no se habla de medicina de familia".

Lacín, Hedrera y Barrial vivieron hace algo más de treinta años una auténtica revolución en el sistema sanitario: el paso del ambulatorio al centro de salud. No se trataba de cambiar de edificio sino de modificar la esencia misma de la atención primaria.

"En los ambulatorios los médicos iban a pasar consulta durante dos horas y media. Cada uno tenía un cupo y aquello se reducía practicamente a recetas y volantes".

A Chema Fernández Rodríguez-Lacín, 25 años de profesión, médico de la Unidad de Gestión Clínica de El Natahoyo (Gijón), le tocaron sustituciones en aquel modelo ambulatorio. "Cuando llegué a la consulta la enfermera me preguntó: ¿usted pasa a los pacientes de dos en dos o de tres en tres?".

"Ambos modelos coexistieron durante años pero Asturias fue de las comunidades que más rápidamente implantó el nuevo modelo", recuerda Fernández Barrial, 37 años en la atención primaria, médico en la Unidad de Gestión Clínica de Sotrondio/Blimea.

Los centros de salud de Navelgas, Sotrondio, La Felguera o Contrueces, en Gijón, fueron pioneros. "Aquello nos permitió empezar a trabajar en equipo, acabar con la figura del médico que trabajaba solo. Comenzaron a hacerse historias clínicas, primero en papel y después en ordenador, porque antes el médico tenía una ficha hecha a mano de cada paciente".

Una asistencia universal que iba mucho más allá de la mera medicina curativa. Los centros de salud descentralizaron el monolítico modelo de los ambulatorios. El de la Puerta la Villa, en Gijón, llegó a ser el segundo más grande de España. Allí llegaron a trabajar 150 médicos hacia el año 1980. Unos dejaban el despacho y otros entraban. Se llegaban a ver -explican los presidentes de las tres sociedades científicas- a cien personas en dos horas y media.

El real decreto de estructuras básicas de salud, aprobado en 1984, rompió con todo. "Aquello era una apuesta arriesgada, hubo sus conflictos pero fue una época muy ilusionante", apuntan. Los primeros locales para la instalación de los nuevos centros de salud fueron cedidos por ayuntamientos o incluso sindicatos. En Sotrondio se utilizó un antiguo economato de Hunosa; en Puerto de Vega, las instalaciones de CC OO del mar, por poner dos ejemplos.

La atención primaria, eje central del sistema, supone tan solo algo menos del 15 por ciento del gasto sanitario total en Asturias, y eso que el Principado es de las comunidades más "generosas". No solo parece un contrasentido; lo es.

Con el modelo consolidado, hay que dar pasos adelante. Uno tiene que ver con una mayor resolución del médico de Primaria. "Con más tecnología, más formación y más personal, sería posible reducir las listas de espera hospitalarias", dicen los médicos de familia. "La inversión en personal y formación lleva años atascada. Necesitamos una apuesta económica en firme por parte de la Administración. No se puede seguir ahorrando en los medios humanos".

La atención primaria no llega lo suficiente a los estudiantes de Medicina, que interpretan que la especialidad es víctima de una presión laboral excesiva. "Pero cuando vienen a hacer prácticas a las consultas todos salen muy impresionados, es apasionante la experiencia de ver a los pacientes a lo largo de su vida", explica Manuel Fernández Barrial. "Aunque aún no se han podido conseguir esos diez minutos para cada paciente", dice Antonio Hedrera, que hace extensivo el premio de la Medalla de Plata de Asturias al Servicio de Urgencias de Primaria, al SAMU y al Servicio de Atención Continuada, el SAC. "Es un trabajo duro pero cuando te pones delante del paciente nadie está mal a gusto con la profesión", asegura.

"Hablan bien de los centros de salud los que los utilizan. Muchos políticos no acudieron en su vida a uno", dice Chema F. Rodríguez-Lacín.

Los profesionales a los que les tocó protagonizar aquella revolución sanitaria que cambió por completo el concepto de atención primaria están jubilados o ya cerca de la jubilación. Los cerca de 90 centros de salud de Asturias esperan un salto cualitativo. Y saltar cuesta dinero.

Compartir el artículo

stats