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JOSÉ RAMÓN ÁLVAREZ ARRIBAS | Médico de atención primaria

"El médico de aldea era una mezcla de psicólogo, confesor y consulta de urgencias"

"Los profesionales en la zona rural se encuentran con una población envejecida, domicilios aislados y dispersos y comunicaciones en estado penoso"

José Ramón Álvarez Arribas, en Navia. G. GARCÍA

José Ramón Álvarez Arribas (Segovia, 1953) encarna como nadie la figura del médico de atención primaria, que en muchos casos es lo mismo que referirse al médico rural. Desde 1986 ha desarrollado una intensa carrera en la comarca occidental asturiana, siempre en zonas especialmete aisladas, en las que ha forjado ese "ojo clínico", esencial para su trabajo. Su vida laboral ha quedado recogida en el libro "Trayectoria, recuerdos de mis vivencias y anécdotas como médico rural"; y ahora agradece la Medalla de Plata que el Principado entregará a la red de profesionales y centros de atención primaria del Sespa.

- ¿Qué supone este reconocimiento para la profesión?

-Es una buena noticia, y de agradecer, que se tenga en cuenta nuestro trabajo. Pero además de medallas, se deberían mejorar las condiciones de los profesionales y atender sus reclamaciones.

- Usted estuvo en el inicio de la red de atención primaria. ¿Cómo lo recuerda?

-Fue hace tres décadas, con la implantación de las estructuras básicas y los centros de salud. Yo estaba en Castropol, asociado al centro piloto de Vegadeo. Entonces se creó la figura del médico de familia, y se pasaba de una estructura antigua a otra muy moderna, con los centros, las zonas básicas y las áreas que ahora conocemos. También las zonas especiales de salud (ZES) en las que yo me moví desde entonces.

- ¿Qué diferencia al médico de estas zonas rurales?

-En cuanto al desempeño del trabajo, nada lo diferencia del que está en la zona urbana. Ahora, eso sí, nos encontramos con aspectos como el envejecimiento de la población, la lejanía y dispersión de los domicilios, la penosidad de las comunicaciones y disponer de pocos medios. Los elementos principales son el ojo clínico, las manos y el oído. Había que escuchar a los pacientes lo que decían y cómo te lo decían.

- Era un profesional que hacía de todo...

-El médico rural es integral. Abarca todo el ámbito de la persona y de la medicina, hasta cierto límite, donde entran las especialidades. Es, además, uno de los pilares de la atención primaria: conoce a las personas en su longitunalidad. Conoces a la familia al completo. Eso, hoy día, se está perdiendo. Es también un icono del mundo rural: estaba el médico, el cura, el maestro. El médico de aldea era una mezcla de psicólogo, confesor y servicio de urgencias. Un consultorio para todo con carácter vitalicio. Un especialista en "todología" moderna. Un todoterreno.

- ¿Qué ventajas tiene para un profesional estar en atención primaria?

-Se logra una relación más directa con el paciente, que también llega a conocer tus gestos. Ese conocimiento mutuo ayuda mucho en el diagnóstico de la enfermedad. Casi el 85 por ciento del diagnóstico se hace escuchando y con su historial clínico.

- En su libro relata muchas anécdotas...

-Sí, las hay de todo tipo, trágicas y cómicas. Como cuando quedamos atrapados por la nieve en Valle de Lago (Somiedo) a 1.600 metros durante 16 horas. Y de otro tipo, de las que recuerdas con una sonrisa, cuando una paciente me dijo que los supositorios, al principio le costaban, pero luego iban mejor "acompañados con pan". Hay muchas y de todo tipo.

- ¿Ha llegado el fin del médico rural?

-La figura del médico rural tiende a extinguirse. La tecnología y los avances se van a cercando a los sitios más recónditos. Te liberan de muchas tareas, con el acercamiento de los servicios sociales, la pediatría o cuidados paliativos. La figura idílica del médico de pueblo ya es pasado.

- ¿Tiene alguna petición?

-Se debería dar más importancia a la atención primaria, que es la puerta de entrada al sistema sanitario. En muchos casos se sabe que hay necesidades, pero se mira para otro lado. La Primaria es el filtro; si no se atiende adecuadamente, el paciente va mal dirigido a la atención hospitalaria.

- ¿Por dónde pasa su futuro?

-La atención primaria, dentro del sistema sanitario español, uno de los mejores del mundo, debería recibir más recursos, y más con la llegada de las nuevas tecnologías. Ahora la información se puede capturar, procesar y estudiar, algo que antes sólo dependía del ojo clínico. Además, ahora la gente va con un diagnóstico preconcebido, que puede interaccionar contigo y confundirte. La tecnología está muy avanzada en medicina, y debe servir para mejorar el trabajo también en atención primaria.

- Ha visto, de primera mano, el cambio en el medio rural asturiano. ¿Cómo lo analiza?

-En las últimas tres décadas ha habido un cambio enorme. Pasamos de comunidades prácticamente aisladas, a una sociedad en la que la tecnología e internet llegan a todos los rincones, con los telecentros o los móviles. También han mejorado mucho las vías de comunicación. Todo ello ha llevado a un cambio en la mentalidad, que ya no es tan ancestral como cuando yo comencé a trabajar allí.

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