El ministro de Fomento no tiene el diagnóstico terminado, pero puede ir ajustando el tratamiento. En Oviedo, delante de un grupo de empresarios y representantes de colectivos profesionales que a iniciativa del PP asturiano desayunaron ayer haciéndole preguntas, Íñigo de la Serna anunció "más para noviembre que para diciembre" las conclusiones del estudio de alternativas con el que su departamento acometerá el aseo integral que las cercanías ferroviarias de Asturias llevan tiempo pidiendo a gritos. El titular de Fomento anunció como primer adelanto de la receta una estimación de inversión de más de 275 millones de euros sólo para la modernización de la infraestructura, sin contar la del material rodante (los trenes) o el gasto en recursos humanos y se dijo consciente de la necesidad antes de prometer con solemnidad "poner el foco en las cercanías". El Ministro dio un exhaustivo repaso al estado de las operaciones en marcha en lo que su departamento tiene pendiente con Asturias y anunció que el cambiador de ancho de vía que marcará el paso del ancho estándar -el más propio del AVE-al ibérico se ubicará en Campomanes y no en Pola de Lena, donde estaba inicialmente programado además de agradecer que el viaje a Madrid vaya a bajar 35 minutos a finales de 2018 por las mejoras que se acometerán al sur de los túneles.

De la Serna especificó que su plan para las cercanías abarca la renovación de vías, "actuaciones vinculadas a la seguridad", la eliminación de límites de velocidad que ahora ralentizan los viajes por las servidumbres unas veces del trazado y otras de la situación de la vía y la plataforma, y duplicaciones de vía "en zonas donde entendemos que hay que aumentar la capacidad". Se trasladó aquí al ancho métrico de Renfe, a la red maltratada de la muy antigua Feve donde los trabajadores lamentan que las cancelaciones han entrado a formar parte de la rutina diaria del servicio, y anunció como prioritarias las duplicaciones en los tramos que van de La Carrera a Nava o de Trasona a Aboño. "Sólo estas dos actuaciones", afirma, comprometerán una inversión de sesenta millones de euros. Por ese camino llegó De la Serna al subrayado de la importancia de tener presupuesto en 2018, una demanda que luego acotaría mirando a las fuerzas políticas y afirmando, con explícita referencia al PSOE, que "sería un desastre" condenar a la prórroga las cuentas de este año.

Para llegar hasta ahí, el ministro había hecho un viaje virtual a través de las necesidades de las infraestructuras que quedan y sin bajarse del tren había adelantado que la vía de ancho estándar que saldrá de los túneles de la Variante de Pajares terminará en Campomanes y no en Pola de Lena como siempre se había planteado. Anunció de pasada que el cambiador de ancho previsto entre la boca norte de la Variante y Pola de Lena se ubicará "finalmente en la zona de Campomanes", zanjando así la incertidumbre que generaba la falta de espacio en el entorno de la estación de la capital lenense. Eso supone que la vía de ancho estándar acabará en Campomanes y seguirá en ancho ibérico, resolviendo así la escasez de sitio que planteaban las condiciones del ingreso de la vía en la Pola, justo al final de un túnel y un viaducto de 400 metros.

Se dijo De la Serna, por lo demás, convencido de poder cumplir su compromiso de tener listos este año los proyectos de instalación de las vías de los túneles en ancho estándar e invitó a considerar, hablando de plazos a preguntas de la Federación Asturiana de Empresarios (FADE), los condicionantes administrativos del magno proyecto ferroviario de Pajares. Sin referencias al conflicto que enfrenta al Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) con la empresa adjudicataria del montaje de la vía en la vertiente asturiana, el Ministro cifró en 250 millones lo que queda por invertir en el tramo La Robla-Pola de Lena -una cifra coincidente con lo presupuestado por el Gobierno de aquí a 2021- y prometió acelerar para tratar de acortar los plazos, pero pidiendo "prudencia". Volvió a su mantra de finalización de la obra en 2020 y a la apertura al tráfico en 2021 y añadió que "quizá se pueda reducir, pero hay que ser prudentes". Avanzando hacia el futuro paso por paso, "en una obra de estas características, desde que se inicia la licitación hasta que se firma el contrato no pasan menos de seis meses", lo cual sitúa este trámite a mediados de 2018. Si a continuación los trabajos efectivos de montaje "se pueden llevar a cabo en 16 meses es algo que tendrá que decir el proyecto", apunta el Ministro, que entiende que los plazos de la tramitación administrativa trasladan el final en 2020. Y aunque sin citar a Foro admite "un compromiso político de intentar llegar en 2019, no podemos reducir los tiempos de ejecución", persevera.