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Apuntes De Mecánica Política

El presupuesto, pendiente de Podemos

El Gobierno regional descarta buscar el apoyo del PP si no logra el respaldo de la izquierda a las cuentas

El presupuesto, pendiente de Podemos

El curso político ya está iniciado, con una de las principales asignaturas sobre la mesa: la negociación del presupuesto autonómico para el próximo año. Para el gobierno del socialista Javier Fernández esta ha sido una disciplina árida con el actual equilibrio parlamentario. El año pasado la salvó gracias a un acuerdo con el Partido Popular y Ciudadanos después de que resultase imposible contar con el respaldo de sus compañeros de espectro ideológico (Podemos e Izquierda Unida).

Este otoño, el temario vuelve a ser el mismo, y la escenificación similar: una ronda de negociaciones con cada partido, aunque el Gobierno ya haya expresado hasta la saciedad cuales son sus respaldos potenciales.

Sin embargo, algunas cosas han cambiado respecto al pasado ejercicio. La principal, el cambio del equilibrio de poder en la Federación Socialista Asturiana tras las primarias que auparon a Adrián Barbón al frente del socialismo asturiano. Si bien la iniciativa de elaboración y negociación de las cuentas autonómicas compete al gobierno, el partido tendrá mucho que decir a la hora de establecer dónde están los límites negociadores o qué debería estar el Ejecutivo dispuesto a admitir en aras a alcanzar un acuerdo.

Esta nueva situación permite aventurar dos cosas: la primera, que las posibilidades de reeditar un acuerdo con el Partido Popular son francamente remotas. Ya algunos dirigentes que hoy tienen en sus manos el control de la FSA, como la vicesecretaria del PSOE, Adriana Lastra, insinuaron que el pacto presupuestario con el PP en Asturias era un "cambio de cromos" entre Javier Fernández y Mariano Rajoy a cambio del apoyo del PSOE a la investidura del PP tras el traumático congreso federal del 1 de octubre. Por más que los actores que participaron en esas negociaciones presupuestarias asturianas sepan que no hubo asomo de intercambio de pegatinas, lo cierto es que difícilmente la nueva dirección de la FSA aceptaría, ante la militancia que respaldó a Barbón, otro acuerdo con el PP.

Así las cosas, las opciones vuelven a la endiablada casilla del acuerdo de la izquierda. Pese a las tensiones cíclicas, el PSOE siempre ha tenido en Izquierda Unida un adversario leal y de su mismo espectro ideológico. La primera reunión entre el Gobierno y la coalición dejó sensación esperanzada sobre la mesa. Incluso un Javier Fernández más relajado e instalado en la sensación de fin de ciclo se mostró más favorable a sopesar algunas de las demandas de IU respecto a lo que estaba el año anterior.

El "problema" vuelve a ser Podemos. Las relaciones de Fernández con los dirigentes podemistas son difíciles, y viceversa, son difíciles. Y tampoco parece que los nuevos aires que representa Adrián Barbón supongan un punto de inflexión en la imagen que los podemistas asturianos sobre la FSA. Tampoco siquiera las actitudes de su propio partido en otros territorios: no hay que olvidar que Pablo Iglesias bendijo el acuerdo entre el PSOE de Castilla-La Mancha y los morados a cambio de impedir un acuerdo con la derecha.

Podemos Asturies tiene una identidad propia que hace muy difícil el entendimiento no sólo con el PSOE, sino también con Izquierda Unida. Así IU no entiende que los podemistas sigan dando largas a la propuesta de la coalición por acelerar el cobro del salario social, que sí en cambio están dispuestos a admitir los socialistas. Tampoco pueden esperar los dirigentes podemistas que Adrián Barbón vaya a propiciar que se superen ciertas líneas rojas.

De ahí que tanto socialistas como dirigentes de IU tengan serias dudas de que las cuentas autonómicas puedan tener respaldo de Podemos. De no haberlo, el planteamiento será el de al menos arrancar a los morados una abstención que allanase la posibilidad de aprobar el presupuesto aunque fuera por las mínimas.

In extremis, los socialistas recurrirán a la prórroga presupuestaria, pero esa situación contribuiría aún más a proyectar esa imagen de legislatura amodorrada. Eso sí, tanto el PSOE como IU tendrían claro a quién culpar.

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