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XAVIER RIBALTA | Cantante de la Nova Cançó

"Hice un arma de la lengua materna, pero no concibo la salvajada de Cataluña sin España"

"Me prohibieron cantar en España desde 1969 hasta la muerte de Franco, pero actué en las catacumbas; eso me abrió un circuito internacional con Paco Ibáñez"

El cantante Xavier Ribalta, en Oviedo. LUISMA MURIAS

Xavier Ribalta (Tárrega, Lérida, 1943) está en los orígenes de la Nova Cançó, grabó el segundo disco que se hizo en catalán. En su carrera de medio siglo hay una veintena de discos en los que ha puesto música y voz profunda a los principales poetas en catalán, como Espriu, Maragall, Margarit, Salvat-Papasseit o Mestres.

Nacido de dos familias pudientes -una de campo, otra industrial y artística-, tuvo que ser muy tenaz para poder aprender música y muy espabilado para vivir pronto de ella.

Desde hace seis años vive en Puerto de Vega (Navia) con su mujer, y aquí quiere quedarse porque "desde al aeropuerto puede saltar a donde quiera". Fue amigo del poeta Ángel González.

-A principios de los años sesenta cantaba rancheras, napolitanas y canciones populares catalanas en restaurantes. ¿Cómo descubrió la Nova Cançó?

-Oí a Raimon y me identifiqué inmediatamente. Estuve en el primer concierto de la Nova Cançó, que se celebró en una residencia de señoritas, organizado por intelectuales que conocía, Delfí Abella, Miquel Porter, Josep Maria Espinàs. Un acontecimiento porque estaba prohibido el catalán.

-Usted cantaba en catalán.

-Estaba prohibido en la radio y en la enseñanza. Es mi lengua materna, la amo profundamente y es en la que me encuentro. La música es un mensaje, no cantaba para exhibir mi voz.

- Nunca fue de "Els Setze Jutges", el núcleo duro.

-Raimon tampoco. Me rehusaron. Me hicieron una prueba en la Cova del Drach y no di la talla.

- ¿Por qué?

-Me dolió muchísimo, lo llevé muy mal y lo ocultaba. Quizá fuera el acento, por ser de Lérida, que hacía que en Barcelona se sonrieran hasta hace poco. Yo podía ser insolente. Un médico, alto como yo, me dijo que ser alto en un país de enanos jode mucho.

- En algunos perfiles que le han escrito dicen que al principio usted parece al tivo.

-Soy radical y si digo no, es no. Nunca pedí un duro a la Administración y he hecho más recitales en América que toda la Cançó junta. Los medios me silenciaron porque no era de la tribu.

- ¿Qué cambió con Raimon?

-Metí "Al vent" en el repertorio y, como escribía un poco, puse música a mis versos. Hacía panfletos como "Pica, pica, miner" por las huelgas de los de Asturias. La conciencia social la tomé en la residencia de Barcelona.

- En 1966 sacó su primer disco, el EP "Xavier canta Les Seves Cançons".

-Gracias a Jordi Carbonell, el editor de la Enciclopedia Catalana, que me escuchó en casa de Josep Guinovart la noche de San Juan de 1964. El pintor me presentó a la intelectualidad del momento, que eran del PSUC. Nunca he militado en nada, pero mis grandes amigos y los que más se han preocupado de mí han sido comunistas, en Barcelona y en Oviedo.

- ¿Cómo empezó a musicar poetas?

-A Jordi Carbonell le gustaron mi voz y mis canciones y me dijo "ven a comer a casa y hablamos". Me dio dos libros, uno de Joaquím Horta y otro de Joan Salvat-Papasseit, y me dijo "mira si por aquí encuentras algo". No me dijo tus canciones son un panfleto, pero... Un poema de Horta, "Hombre con esperanza", poesía social, es la columna vertebral de mi carrera. Horta se emocionó al oírla y quedó tan agradecido que me llevó a casa de Josep Maria Castellet, Manuel de Pedrolo, Maria Aurelia Campmany, de los intelectuales que estaba escondidos en casa, y me acogieron.

- Hizo mucha Francia.

-En París tenía varios restaurantes del Barrio Latino donde tocaba. Un día vi un cartel de un tipo con un piano y la boca abierta que actuaba en La Rotonde del Barrio Latino. Allí, al ver a Leo Ferré cantar a Louis Aragon, a Verlaine, a Rimbaud, descubrí que quería ser lo que soy. Con el tiempo me hice su amigo y tengo un disco con sus canciones.

- En París, comunistas y en Toulouse, anarquistas.

-Conocí anarquistas de verdad, no cantamañanas, y los respeto mucho.

- Usted no pudo cantar en España a partir de 1968.

-En París en 1964 conocí a un grupo de españoles del exilio, entre ellos Paco Ibáñez, del que sigo siendo amigo y con el que hice decenas de conciertos a lo largo de la vida. Paco quería ser concertista de guitarra y vivía en la misma escalera que Ismael el castellano y que Violeta Parra. Me invitaron a conciertos de "ayuda para España" que eran mítines.

- Eso en España se acababa sabiendo.

-La Policía tenía un currículo mío larguísimo. El periodista barcelonés Antoni Batista se hizo con las fichas y dijo en una ocasión que fui el cantante más prohibido en el país. La segunda, Elisa Serna. No sé por qué.

- Pero sí algunos motivos.

-Estaba en "Ruedo Ibérico", traía papeles a España, viví una temporada en casa de Antonio Valiente, muy perseguido. Pero la prohibición fue porque canté en la Escuela de Arte Dramático de Madrid en diciembre de 1968. Yo recitaba un poema de Horta y añadí "como Camulo, Camulo, que te den por culo". Hubo cargas, detenidos y me pusieron una multa y orden de prohibición de cantar en todo el Estado español vigente hasta la muerte de Franco.

- ¿Cómo se ganó la vida?

-Pasé a vivir temporadas en Francia, donde me salían contactos para a trabajar en Italia, Austria, Bélgica y Argentina. Lo que no me dejaban en España se convirtió en una carrera internacional. Entraba en España a hacer conciertos en las catacumbas y me detuvieron y expulsaron de Valladolid y de Calatayud.

- ¿Tuvo cárcel?

-No. Una vez me detuvieron en Madrid, estuve en la Puerta del Sol y me iban a llevar a Carabanchel, pero la familia de mi mujer pagó la multa que tenía pendiente. Los más solidarios entonces no vinieron de Cataluña; fueron Antonio Gades y Paco Rabal.

- ¿Cómo conoció a mujer?

-En 1967, cenando en Casteldefels con una amiga azafata. En otra mesa, con la tripulación, estaba una chica morena muy guapa. Le pedí que me la presentara. Era Teruco. Seis años después nos casamos.

- ¿Tienen hijos?

-No.

- Fue amigo de Ángel González, ¿cómo lo conoció?

-En una noche de Madrid, en el Oliver cuando cerrábamos lo que hacía falta. Era muy serio. Bebía, pero jamás le oí una palabra fuera de lugar. Tenía una categoría inmensa. Viví su sufrimiento, no bebí como lo bebía él. No era extravertido sino profundo. Me encantaba ir a su lado.

- Dice que le debe a él su circuito estadounidense.

-A Ángel le encantaba Papasseit, del que yo había grabado un disco. Vivía en Albuquerque (Nuevo México, EE UU), pero venía en verano con profesores estadounidenses, para los que canté. Me dijo que si fuera a América me conseguía conciertos. Contesté que era más francófono y tal, pero... Al mes de irse me escribió una carta y dijo que tenía tres conciertos para mí en Albuquerque, Santa Fe y Las Vegas, pero no en Nevada, sino en un pueblo junto a una reserva india.

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