"Ahora quiero conocer mundo", aseguró anteayer Tomasín en el momento que abandonaba la enfermería de la prisión de Asturias, unas dependencias que fueron su hogar durante seis años. Dicho y hecho. Tras caminar un trecho por la carretera que baja de la prisión hasta el pueblo de Villabona, se adentró por un camino en la espesura, tras asegurar que quería subir al monte que veía todos los días desde las ventanas de la cárcel, y que alimentaba su nostalgia de la vida agreste. El periplo que seguirá solo él lo conoce. Nada le prohíbe estar en el monte cuanto le plazca, como indicaron fuentes de la Guardia Civil. Es un hombre libre, que ha pagado sus cuentas con la sociedad. Tomás Rodríguez Villar admitió que en la prisión le habían tratado bien, pero que estaba un poco cansado de estar rodeado de gente continuamente. Esa imposibilidad de estar solo durante seis años le habrá resultado sin duda insoportable, a él, que una vez aseguró que no estaba acostumbrado a tratar "con humanos".

Ha vuelto a su ser, una presencia fantasmal en los montes de Asturias. Ayer, en Villabona, en cuyos alrededores se perdió, los vecinos se mostraban tranquilos, informa Alejandro DE LA FUENTE. "No hemos visto nada extraño, lo que sabemos es por los medios de comunicación", indicó uno de ellos. Todos dudaban que estuviese aún por la comarca, que "es bastante grande". "A saber por dónde habrá tirado. A lo mejor ya cogió el tren", aventuró un vecino.

Vivir solo

Antes de abandonar la prisión, Tomasín renunció a cualquier recurso de los que suelen ofrecerse a los presos que quedan en libertad. Varias asociaciones disponen de pisos donde los antiguos presos pueden permanecer un tiempo, mientras se aclimatan a la vida en libertad y encuentran un trabajo, dentro de programas de integración. Tomasín expresó claramente su deseo de vivir solo, pero también indicó que iba a arreglar unos papeles y que su intención era encontrar un trabajo.

Lo cierto es que es posible que Tomasín no tenga problema alguno de dinero. Cuando le detuvieron, llevaba encima 6.900 euros, y él mismo les condujo hasta donde guardaba otros 35.000. Una parte la obtuvo de la venta de veinte terneros, el resto se lo entregó su madre antes de morir. Quizá los últimos choques entre los dos hermanos estaban relacionados con este dinero.

Los vecinos de La Llaneza expresaban estos días su extrañeza de que, una vez en libertad, no esté sometido a ningún tipo de tutela. Dudaban que fuese a tomar la medicación que necesita. Los educadores están en contacto con la prima del tinetense, que se ha comprometido a ir a visitarlo de vez en cuando para comprobar su estado, y no dejarlo abandonado. Edelmira y su marido Delfín, residentes en Llanu'l Riegu, una localidad entre Tineo y La Llaneza, han acondicionado la casa familiar de Tomasín en este último pueblo, limpiándola y pintándola. También han llevado butano para calentar el agua y le han preparado ropa limpia a Tomasín. Todo está listo para que tome posesión de la vivienda. Otra cosa es que regrese al pueblo. Al salir de la prisión no lo tenía muy claro. Lo que vaya a hacer es un misterio.