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La batalla contra las especies invasoras

El diagnóstico de la plaga del plumero: ya hay casi tantas plantas como asturianos

El cálculo se acerca al millón de ejemplares con la densidad más alta en Gijón El Principado prevé 450.000 euros en el proyecto de Presupuesto

La guerra contra el plumero de la Pampa va rematando la fase de identificación del enemigo. El diagnóstico previo al tratamiento para tratar de atajar la invasión dibuja las dimensiones del oponente hasta concluir que la expansión ha llegado a tanto que ya casi hay en Asturias tantas plantas como asturiano. Cualquier cómputo a gran escala se arriesga a naufragar, pero las cifras de afección al territorio que maneja el Principado cuentan aproximadamente 910.000 ejemplares en una estimación moderada, no muchos menos del millón largo de habitantes de la región. Si se considera que el cálculo admite una horquilla con un mínimo de 712.000 y un máximo de 1.100.000 plumeros, que se trabaja con datos en su mayor parte de 2016 y que la administración asume el cómputo como una "estima mínima", quedará plenamente acreditada la enorme dimensión de la plaga.

El inventario, de al menos 512 hectáreas, concentra lo peor del asedio en el concejo de Gijón, con más de 300.000 plantas computadas, bastantes más que habitantes, y una excepcional densidad en la zona de actividades logísticas. Por orden de colonización viene a continuación Siero, con al menos 126.000 ejemplares y una concentración singular el área industrial nonata de Bobes, y por detrás Ribadesella y Avilés, que comparten una horquilla estimada de entre 43.000 y más de 62.000 plantas. En niveles similares figura Oviedo, donde la presencia estimada de la especie, similar a la de Soto del Barco, computa un mínimo de 37.000 y una cota máxima que podría sobrepasar los 80.000.

Puede que haya al menos un plumero por asturiano, y puede que vivan además arracimados donde mayoritariamente residen los asturianos. El esquema de la distribución sobre el mapa concentra su abundancia en el triángulo que hace vértices en las tres grandes ciudades del área central y ramifica su influencia a lo largo de la línea de costa y del trazado de la Autovía del Cantábrico.

El primer acercamiento numérico del Principado contabiliza 21 concejos donde se considera que la concentración mínima estimada supera los mil plumeros. Se reparten todos por el área central y la línea de costa, más por la oriental que por la occidental. El análisis detallado confirma lo que fácilmente se percibe a simple vista, que el área de dispersión se asocia a los "suelos removidos y no restaurados" de las áreas industriales -en casi un 50 por ciento- y a los aledaños de las carreteras: a estas dos categorías pertenecen las tres cuartas partes de la superficie invadida por la cortaderia selloana. La ruta asturiana del plumero sigue la línea de la costa esparciendo semillas a lo largo de la Autovía del Cantábrico y discurre hacia el interior por los suelos más manipulados del "ocho metropolitano", sin acceso a las alturas por el "límite climático" de una planta que difícilmente sobrevive por encima de los seiscientos metros. El plumero también comienza a suponer, constata el documento elaborado por la Administración, "una grave amenaza para los espacios protegidos de la franja costera".

La estrategia de lucha que prepara el Principado tiene el plan de ataque esbozado y pendiente de la implicación de las administraciones propietarias de terrenos invadidos. El martes, el consejero de Infraestructuras sacó de su reunión con la secretaria de Estado de Medio Ambiente el compromiso del Ministerio con el impulso de un programa de erradicación a escala nacional, pero también la pretensión de poner en marcha un protocolo de actuación inmediato para no tener que esperar a la definición del programa estatal. La idea incluye la constitución de una unidad de coordinación operativa con representantes del Estado, del Principado y los ayuntamientos y el propósito de articular un "plan de acción" con cuatro años de vigencia inicial y una financiación múltiple que implique también a la UE, asumiendo que esta parte será más compleja por la ausencia de la cortaderia selloana del catálogo europeo de especies "preocupantes".

El asunto del coste es territorio espinoso y complejo, además de caro. El documento preliminar del Principado menciona como ejemplo una actuación de la Administración que este año eliminó 6.200 plantas adultas con 39.000 euros. A ese ritmo, la factura por el millón de plumeros de Asturias se elevaría por encima de los seis millones, pero cualquier cálculo arriesga. De momento, el proyecto de presupuesto para 2018 que el Principado lleva a la negociación con los grupo políticos prevé reservar 450.000 euros para la lucha contra el plumero.

En el capítulo de los métodos, el documento preliminar se inclina por el arranque con medios mecánicos a la espera de despejar dudas sobre los herbicidas, dado que el que mejor ha probado su eficacia, el glifosato, es objeto de investigación por sus posibles efectos cancerígenos.

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