La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La clienta que avisó: "Hasta que no oí tiros no me creí que fuese un atraco"

"Una cajera me dijo: 'Si sales, que nos están atracando'; pensé si la había entendido bien", asegura La mujer, que vio a los dos asaltantes y creyó que eran obreros, sospecha que haya un tercero

Juan Antonio Fernández observa un impacto de bala. FERNANDO RODRÍGUEZ

No quiere que su imagen ni su identidad se difundan porque teme que haya una tercer atracador suelto y le termine haciendo algo a ella o a su familia. La cliente de la sucursal de Liberbank en Cangas de Onís que pudo escabullirse del banco en pleno atraco y que avisó a las fuerzas de seguridad aún vive aquello como un mal sueño. "Hasta que no oí los tiros no me creí que aquello fuese un atraco", asegura, tan banal le pareció la situación vivida en el interior de la sucursal.

La mujer llegó al banco pasadas las nueve de la mañana. Dentro encontró una situación extraña. "Las cajeras estaban una detrás de otra. Delante del mostrador había un hombre que indicó con un gesto de la mano que pasase antes que él. Y después había otros dos hombres en el despacho de la directora. Parecían obreros y pensé que estaban haciendo obras (todo indica que estaban esperando a que se abriese la caja fuerte). Una de las cajeras, la rubia, se sentó a atenderme y me hizo el ingreso", relata.

Cuando le entregaba el certificado, llegó la bomba. "Si sales, que nos están atracando", le dijo de forma disimulada. "Yo me quedé pensando si la había entendido bien. Me puse a pasar las hojas de 'El Fielato', muy nerviosa y sin saber qué hacer. A mi espalda escuché que entraba otro cliente -que no sé si quedó en el cajero-, y entonces me volví y salí rápidamente", asegura esta mujer, que tendrá que acudir la semana que viene al Juzgado de Cangas de Onís para ratificar la declaración que ya hizo ante la Guardia Civil en la tarde del pasado martes.

Cuando salió de la sucursal todavía se quedó dudando si había entendido bien a la cajera. "Llamé de todos modos al 112, pensando si estaba metiendo la pata y si se iba a montar un lío por mi culpa", asegura. Poco después se encontró con un guardia civil que casualmente pasaba por la zona y le contó lo que le había pasado. "Y después, cuando escuché los tiros ya salí de dudas: efectivamente era un atraco", rememora.

Cuando declaró ante la Guardia Civil, los agentes le insistieron sobre la cuestión de esa tercera persona que vio en el banco. Le pareció una persona grande. Estaba parado sin moverse frente al mostrador. Por la descripción podría ser el otro cliente que luego quedaría retenido como rehén por el atracador Juan Carlos Sahagún Gobantes durante tres horas. Pero la posible existencia de un tercer atracador tenía preocupados a los agentes.

Compartir el artículo

stats