La baja audición se detecta en el primer momento, el del nacimiento. Y en Asturias se ha dado esta circunstancia unas 250 millar de veces en los últimos 15 años, según los datos desvelados ayer en Oviedo, durante la jornada conmemorativa del XV aniversario del Padai, en la participan la directora general de Planificación Sanitaria, Concepción Saavedra, y el gerente del Servicio de Salud (Sespa), José Ramón Riera.

El Programa de Atención al Déficit Auditivo Infantil (Padai) ha permitido evaluar a más de 110.000 bebés nacidos en el Principado desde 2002, lo que supone el 99,2 por ciento del total. Esta iniciativa, impulsada por el Principado junto con la Fundación Vinjoy, se centra en la detección, el tratamiento y la rehabilitación precoz de niños con hipoacusia y persigue garantizar su desarrollo integral y su progreso hacia una vida adulta independiente.

El desarrollo del proyecto supera el propósito inicial de llegar al 95 por ciento de los recién nacidos y su nivel de incidencia se mantiene estable, lo que revela un alto grado de aceptación del cribado. De hecho, el número de rechazos es aproximadamente de 1 por cada 1.350 bebés.

Un 7,8 por ciento de los casos analizados, alrededor de 8.500 niños en los últimos quince años, dieron positivo en la primera de las pruebas, conocida como otoemisiones acústicas. Tras un segundo examen, cerca de 970 pacientes fueron derivados a la unidad de hipoacusia infantil del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) para su diagnóstico y posterior tratamiento.

Desde el inicio del programa, en nueve de cada diez casos la confirmación diagnóstica fue realizada en los tres primeros meses de edad y sin efectos secundarios conocidos, lo que ha permitido detectar algún tipo de deficiencia auditiva en 2,8 niños por cada mil cribados, unos 240 hasta 2014, el último año del que se tienen datos completos. Esto ofrece la posibilidad de iniciar una rehabilitación temprana, facilitar un desarrollo normal del habla, disminuir otras discapacidades asociadas y lograr un mayor grado de integración y desarrollo personal.

El programa incluye, además, un cribado específico para recién nacidos con factores de riesgo para hipoacusia que ha permitido detectar otros 250 casos desde su inicio en 2007.

Todos los menores han sido atendidos en el sistema sanitario y en el Instituto de Atención Temprana y Seguimiento, que se ocupa de su rehabilitación cuando utilizan audioprótesis externas. Entre tres y siete niños al año necesitaron un implante coclear, con un total de 65 casos hasta 2014.

El coste estimado del proyecto desde su inicio y hasta finales de 2014 superó los 4.793.828 euros, lo que supone un gasto de 368.756 por año.

Todos los afectados finalizan el programa antes de terminar el período escolar, puesto que se considera que es en ese momento cuando alcanzan la plena integración. Además, casi la mitad continúan su período formativo tras concluir los estudios obligatorios.

El programa incluye una fase de cribado poblacional en bebés recién nacidos destinada a la detección temprana de los problemas auditivos. La segunda fase, la de diagnóstico, trata de garantizar que el proceso de atención esté centralizado y orientado hacia el niño y su familia, y plantea un abordaje integral de cada situación.

En el periodo terapéutico se considera fundamental que la precocidad de la detección y el diagnóstico se asocien con una rápida intervención, por lo que no es necesario disponer de datos definitivos para comenzar con el tratamiento, ya que la estimulación y el uso de prótesis permitirán al niño sordo desarrollarse en un mundo de estímulos que suplan o compensen su deficiencia auditiva. Esto incluye, en caso de necesidad, la valoración y adaptación de prótesis auditivas, el tratamiento logopédico, la atención temprana y la intervención quirúrgica.