Los niños son el principal motivo por el que las madres rechazan denunciar a sus parejas por malos tratos. Pero en realidad, alertan los expertos, son también sufridores en silencio, y lo que es peor, en muchos casos acaban reproduciendo sus vivencias en casa. Así, los chicos son potenciales maltratadores mientras que ellas suelen ser sumisas. Y no hace falta esperar a la edad adulta. Según los expertos, esto explicaría en algunos casos, no en todos, la violencia de género que se detecta entre los jóvenes.

Las madres, añaden los especialistas, tienden a normalizar las continuas discusiones en el domicilio familiar, los gritos y las palizas, con excusas para que los niños no sufran. Grave error, advierten, porque la manida frase de que los niños se dan cuenta de todo, es real.

No hace falta que los pequeños reciban directamente malos tratos de su progenitor, porque sufren como propios los que recibe su madre y les genera mucha inseguridad y confusión. La angustia en la que ella vive se traduce en sus hijos en numerosos trastornos físicos, terrores nocturnos, enuresis, alteraciones del sueño, cansancio, problemas alimentarios, ansiedad, estrés, depresión, etc.

Los organismos, instituciones y organizaciones públicas y privadas implicadas en la lucha contra la violencia machista insisten de manera reiterada en solicitar la colaboración de la sociedad pero especialmente de los centros educativos. Aseguran que los profesores pueden ser claves a la hora de descubrir que un niño vive en un entorno de violencia por su comportamiento. Y es que los trastornos psicológicos y sociales que sufren las madres maltratadas, acaban reflejándose en los hijos, con graves consecuencias físicas y psicológicas.