Hasta bien entrado el siglo XX la mantequilla asturiana tenía tanto prestigio que se vendía en Madrid como un auténtico manjar. Arias, en Corias (Pravia), y la Mantequera de Tineo, en la villa del mismo nombre, son exponentes de esa producción artesanal tan valorada.
En la primera década de este siglo la mantequilla quedó relegada en la cesta de la compra como causante de colesterol y enfermedades cardiovasculares. A partir de 2014 las tornas cambiaron con estudios estadounidenses que liman esa mala fama e incluso recomiendan la ingesta de una cucharada al día de esta untuosa compañera del pan. La revista "Time" marcó un hito cuando dedicó una portada al producto con el titular: "Come mantequilla". En Estados Unidos el consumo aumentó un 8% en un año. A ello se une la creciente admiración de chinos y coreanos por la bollería francesa, con clásicos como el croissant y el pain au chocolat. En 2016 la exportación de mantequilla a Asia aumentó un 46%. Imperios de comida rápida como McDonalds, Burger King y Taco Bell han dejado de usar margarina, inventada en el siglo XIX por Hippolyte Mège-Mouriés para un concurso de Luis Napoleón III destinado a encontrar una alternativa barata a la mantequilla.
Bulletproof, multinacional especializada en desayunos, ha puesto de moda el café con mantequilla. En España el tirón viene propiciado además por el interés de grandes corporaciones en sustituir el aceite de palma por derivados más saludables.
