Lirian R. R., la mujer que se libró por los pelos de ser asesinada en Cudillero en agosto de 2016, testificó esta mañana en la Audiencia Provincial protegida por un biombo, no tanto para que el hombre que quería matarla no la viese a ella, sino para no chocar con su mirada fría y despiada de psicópata. Porque es eso lo que afirman los forenses que es José Manuel G. S., un individuo peligroso amante de las armas que se mueve en círculos red-skin antifascistas, el día que fue detenido, aseguró que en cuanto quedase libre iría a por ella. Pese a estas prevenciones para la declaración, esta mañana se ha evidenciado un fallo en el protocolo. Y es que, mientras Lirian esperaba en el pasillo de la sala de vistas a entrar a testificar, dos agentes han cruzado con el acusado por delante de la víctima. Ésta ha pegado un salto y se ha tapado con su capucha, completamente aterrorizada. "¡No me jodas! Pero, ¿por qué lo traen por aquí?", se ha preguntado en voz alta, mientras las integrantes de la Plataforma Feminista de Asturias que habían acudido a arroparla mostraban su indignación. "Es una vergüenza que ocurran estas cosas", ha asegurado alguna de ellas, incapaz de comprender la falta de previsión de la administración de Justicia.

El caso es que no es la primera vez que ocurre. En alguna ocasión, algún maltratador que ha aceptado una condena por golpear a su pareja se ha cruzado con ella en el mismo pasillo y le ha lanzado alguna advertencia a la vista de todo el mundo, para indignación de la víctima y las personas que habían acudido con ella.

El perfil del hombre que intentó matar a su expareja en Cudillero

Una personalidad poliédrica y peligrosa. José Manuel G. S., que ha sido juzgado esta mañana en la sección tercera de la Audiencia Provincial por intentar matar a su expareja en el camping de Cudillero, en agosto del año pasado es todo un personaje. Fue paracaidista y se confiesa amante y conocedor de las armas. En cambio, sus preferencias políticas le acercan a la ultraizquierda, y se ha movido en los círculos red-skin antifascistas. Aficionado a la historia, asegura que ahora, en la cárcel, está desarrollando una de sus aficiones, la cocina. Dice que nunca le pesaron las labores de casa, y que es muy hogareño, quizá porque a los 13 años se escapó de casa y desde entonces vivió una vida errante, que también le llevó a prisión. A Lirian R. R., su expareja, la conoció en Turín y vivieron un tiempo en Roma, antes de regresar a Asturias, con la familia de ella. Dice tener una novela escrita y haber empezado otra antes de que fuese detenido tras viajar desde Guadalaja a Asturias con la intención confesa en aquel momento de matar a la mujer. Ella asegura que sus ataques de ira eran incontrolables, que no trabajaba y que la controlaba de forma asfixiante, siguiendo sus pasos. Celoso enfermizo, los forenses le definen como un psicópata.