Arcelor Mittal y el Principado de Asturias escenificaron una paz necesaria. Sobre la mesa, más de 210 millones de euros que serán la inversión de la multinacional para los próximos cinco años aunque el grueso del gasto tiene un horizonte principal, el 2019.

Se pretende que Arcelor contamine menos. Aire más sano, mejores aguas, menos ruidos. Oswaldo Suárez, CEO del Clúster de Asturias, puso el dedo en la llaga en la presentación de las nuevas medidas medioambientales: "tenemos que ganar en credibilidad". Y eso cuesta dinero, aunque no solo dinero.

Se va a trabajar en las acerías LDG y LDA, en los Sínter A y B, en los altos hornos y en las baterías de cok. La primera actuación, la ampliación del sistema de lavado de humos en la acería LDG. La gran mayoría de las restantes, para ese 2019 que se presume clave en la historia descontaminante de Arcelor Mittal.

La compañía hizo hincapié ayer en que "este plan de inversiones conlleva una reducción drástica de las emisiones en polvo en las instalaciones que general el 70% de estas emisiones", así como una reducción de hasta el 79% de las emisiones de PST (partículas suspendidas) en los focos con más carga contaminante, es decir, las ya referidas baterías de cok, la acería LDG y los Sínter, entre otros.

El plan implica una reducción global del 56% de las emisiones canalizadas y del 50% de las difusas en el conjunto de las dos factorías asturianas.

En paralelo, la siderurgia anunció que pondrá en marcha un conjunto de medidas cuyo enunciado demuestra que la sensibilización en torno al asunto medioambiental es manifiestamente mejorable.

Habrá coloquios y cursos de formación para la plantilla, para aumentar el grado de sensibilización de los trabajadores, se elaborará un manual de buenas prácticas, se reforzará la coordinación interna para poder reaccionar más rápidamente ante cualquier incidente, y habrá un esfuerzo extra en la revisión diaria de datos medioambientales.

Además de "incrementar el diálogo con las asociaciones de vecinos", Arcelor Mittal va a crear dos consejos de relaciones con la comunidad, uno en Gijón y otro en Avilés, en el que estén representados los ayuntamientos respectivos, las asociaciones vecinales y la Universidad.

Unas y otras medidas, las de sensibilidad y las inversiones puras y duras contra la contaminación van en paralelo, explicó Oswaldo Suárez, con "la garantía de competitividad de nuestras plantas".

Suárez recordó que "en tiempos de crisis" la compañía ya había abordado obras medioambientales por importe de cien millones.

Junto al alto ejecutivo de la multinacional, el consejero de Infraestructuras, Ordenación del Territorio y Medio Ambiente, Fernando Lastra avaló las medidas. "En el mes de agosto pusimos las condiciones para unas relaciones distintas en materia de medio ambiente. Ahora, este plan de inversiones es la noticia que esperábamos, hay que reconocer el compromiso de la empresa".

Lastra aseguró que los 210 millones de inversión (suben hasta los 214 si se añaden pequeñas obras medioambientales) "dan seguridad a dos grandes comarcas asturianas", con cabeceras en Gijón y en Avilés. Con esta actuación plurianual, el reto es "mejorar en entorno de nuestras factorías", había puntualizado Suárez.

Las alcaldesas de Gijón y Avilés, Carmen Moriyón y Mariví Monteserín, escuchaban atentas en primera fila. Lastra anunció la convocatoria de la Comisión de Asuntos Medioambientales que tiene que dar el visto bueno a los proyectos para la concesión de las licencias municipales correspondientes, en primer lugar para las baterías de cok gijonesas.

La inversión se complementa con unos ocho millones de euros anuales que Arcelor Mittal se va a gastar en los próximos cinco años en obras de mantenimiento relacionadas con el medio ambiente.