Uno de cada cuatro casos de acoso escolar en España se hace a través de Internet. Lo dice el "Estudio sobre 'ciberbullying'", elaborado por la fundación ANAR (Ayuda a Niños y Adolescentes en Riesgo) y la Mutua Madrileña. La práctica de acosar, intimidar o humillar a un compañero a través de las redes sociales, e-mail, chat o teléfono móvil de forma reiterada y prolongada en el tiempo es un fenómeno reciente y, a la vez, un problema grave.

El perfil de la víctima suele ser una mujer -7 de cada 10 ciberacosados lo son- de familia convencional -tienen padre, madre y hermanos-, de nacionalidad española (97%) y sin problemas económicos en casa. La agresión les pasa factura, ya que 92% de ellas sufre secuelas como ansiedad, tristeza, soledad y baja autoestima. El 10% ha tenido conductas autolesivas, pensamientos suicidas e incluso intentos de acabar con su vida. La edad media de es 13,6 años, superior a la del acoso general (11,6 años) y está vinculada con los años a los que los comienzan a disponer de un móvil con aplicaciones de mensajería instantánea y redes sociales. Y es que el estudio determina que el teléfono es la herramienta más habitual para acosar (94,7% de los casos), y Whatsapp, la aplicación más usada (en el 81%).

Por su parte, los ciberacosadores pertenecen, en la mayoría de las ocasiones, al mismo sexo que la víctima. Además, actúan en grupo (entre 2 y 5 personas). Según esta investigación, suelen ser adolescentes a los que "les mueve la agresividad o la venganza".

David Álvarez García, miembro del equipo de investigación del departamento de Psicología de la Universidad de Oviedo que elaboró un estudio sobre ciberacoso, sostiene que "sería de esperar que en principio haya más víctimas y agresoras chicas porque ellas utilizan más las redes sociales. Pero apenas encontramos diferencias por sexos en Asturias y éstas mostraron que los chicos resultan ser más agresores y las chicas más víctimas", prosigue Álvarez García. Junto con Alejandra Dobarro, José Carlos Núñez y Celestino Rodríguez, elaboraron un estudio con 3.180 estudiantes de entre 11 y 19 años, todos estudiantes de ESO. Asturias representa el 0,8% de las víctimas del "ciberbullying" de España. El informe presentado esta semana por la Consejería de Educación y que elaboró un equipo de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) recoge que ya son cerca de un millar las víctimas de ciberacoso en el Principado.

Como en el acoso escolar, las víctimas de "ciberbullying" sólo piden ayuda a los adultos cuando su situación se prolonga en el tiempo más allá de un curso escolar. La Fundación ANAR revela en su último estudio que los padres suelen ser las personas a las que los jóvenes confían su problema y lo hacen con más frecuencia (81,3%) que las víctimas de otros tipos de acosos (62,1%). "Lo cierto es que en estudios que hemos hecho se ve que lo que funciona es un buen clima en la familia, una buena comunicación. Porque lo que más protege del acoso es la autorrevelación, que el propio adolescente explique lo que le pasa. No tiene tanto que ver con el control, que los padres estén encima, que sigan y miren lo que hacen los chavales, como que con el clima afectivo", afirma Álvarez García.

Los docentes son, junto al resto de estudiantes, susceptibles de conocer estos casos de "ciberbullying" y, cuando es así, suelen tomar medidas en mayor porcentaje que otros acosos (75% y 59,3%, respectivamente), pero sin ser satisfactorias ni para las víctimas ni para las familias. En el 10% de los casos, víctimas y familias deciden cambiar de centro para acabar con esa situación de acoso. Una medida que resulta "poco eficaz", ya que el "ciberbullying" se reproduce en el 30% de los casos.

Consejos ante situaciones de ciberacoso

El estudio de la Universidad de Oviedo considera que, como solución, es más efectivo que la víctima reciba tratamiento psicológico para adquirir las habilidades necesarias para defenderse y fortalecer su autoestima. También que el centro adopte medidas.

Para los expertos es necesario adoptar un protocolo de actuación unificado en España en el que se contemplen las medidas que deben adoptar los centros escolares en estos caso de acoso. "Hay que seguir con programas formativos, educando y formando a las familias", concluye Álvarez García.