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Habla la madre de un niño que sufrió acoso escolar: "Las pesadillas de mi hijo siguen"

"Óscar sufre un miedo atroz a que se repita", dice la progenitora de un ovetense que fue acosado por dos compañeros

"No lo soporto más", escribió un día Óscar (nombre ficticio), de 9 años. La nota que encontró su madre en la nevera fue la gota que colmó el vaso. "Ya llevaba tiempo quejándose de una niña y un niño del colegio de su misma edad", recuerda su progenitora. Aquella nota fue el inicio de una espiral de negaciones: en el centro escolar, en la Administración educativa y la autoridad judicial. "Lo primero que me dijeron en el colegio es que no tenía un punto de vista global y proponían un careo entre los niños", lamenta la madre, quien todavía sufre las consecuencias del acoso escolar de su hijo. Una vez a la semana el menor debe acudir a un psicólogo, a diario necesita la ayuda de un fármaco para atajar un insomnio permanente desde que comenzaron las primeras amenazas en el colegio. "Tiene pesadillas y, ya no quería ir ni a las excursiones del colegio", relata la madre. Afortunadamente, el cambio de centro escolar ha facilitado las cosas a Óscar. "Va ganando confianza, se ve más amparado, que la gente está más pendiente de él...", celebran sus allegados. Pero, para llegar hasta ahí, el camino ha estado plagado de obstáculos. "Todavía sigue recordando muchas cosas", continúa la familia. Y a veces sorprende con la pregunta: "Mamá, ¿cuándo voy a volver a sonreír? Ya no me acuerdo de cómo era".

En plena desesperación, a su madre se le llegó a pasar por la cabeza tomarse la justicia por su cuenta. El protocolo contra el acoso -que en el colegio aseguraron que se había aplicado y la madre niega-, "no funcionó", detalla María (nombre ficticio), la progenitora. Cuando estalló el problema, tras varias entrevistas con la dirección del centro y la tutora del niño, además de la comunicación a la inspección educativa, la familia optó por la denuncia ante la Fiscalía de Menores. Todo ello después de comunicarse en varias ocasiones con el teléfono contra el acoso escolar. La tercera vez que les llamó para exponerles la evolución del caso, llegaron a hallar una nota en la que el menor sopesaba la opción del suicidio. "Del colegio no tuvimos ningún apoyo", continúa la madre en su denuncia, "se cerraron en banda". Y eso que trasladaron al niño a otro centro. Cuando ya había consumado el traslado de expediente del pequeño, les llamó la jefa de Inspección Educativa de la Consejería de Educación asegurando que no tenía notificación alguna de su caso. "Al final es todo un asco, te ves sola en medio de todo esto", reconoce la madre, desesperada.

Cuando dio el paso de la denuncia por la vía penal no obtuvieron más que un nuevo revés. La Fiscalía de Menores dio carpetazo al asunto con el archivo del caso. "A la víctima de acoso le piden, además, demostrar que fue así", se lamenta la madre. El niño muestra "un miedo atroz" a que vuelva a ocurrir. "Se lo grabaron a fuego", continúa. "Todavía sigue recordando muchas cosas y tiene mucha ira dentro preguntándose por qué se tuvo que cambiar él de colegio", asevera. La familia mantiene abierto un interrogante: "¿Por qué? No hay derecho a que le hundan así la vida, con el beneplácito de todos, a un niño de 9 años" . Mientras tanto, Óscar continúa sufriendo a diario pesadillas sobre aquel colegio donde un día se vio morir.

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