El cambio climático, ese que algunos quieren ignorar; ese que hace que los gobiernos de medio mundo se reúnan periódicamente para estudiar que mediadas se podrían tomar para frenar sus imparables efectos, muchas veces en forma de grandes catástrofes con resultados devastadores.

Ese cambio climático, sobre el que corren ríos de tinta y millones de opiniones; ya empieza asomarnos en Asturias los primeros síntomas de su futura llegada a estas latitudes del norte de España, ¿como lo hace?, pues, por ejemplo, con la respuesta que los arboles frutales están dando a las inusuales temperaturas que hemos tenido durante todo este pasado otoño, mas propias de una casi primavera que no de la estación en la que estamos.

Este fenómeno que algunos han bautizado como "veroño", ha propiciado que arboles como los manzanos se hayan vuelto "locos" y que después de haber dado su cosechona de frutos, el calor y el ambiente impropio de estas fechas, los arboles se han animado con una segunda cosecha.

En el mes de octubre pasado, cuando se recogieron las manzanas en mi pomarada de Forcinas, en Pravia, observé cómo algunos manzanos, lejos de caerles las hojas y de comenzar su letargo invernal, lo que sucedía era que echaban nuevas ramas y en la punta de esas nuevas ramas surgían brotes de flor. Como el tiempo continuó siendo propicio, el árbol ajeno a las fechas en el calendario, hizo que esos nuevos frutos cuajasen y adquirieran el tamaño que se puede ver en las fotografías que acompañan a esta líneas.

Puede parecer extraño que el "veroño" sea capaz de darnos una segunda cosecha de manzanas, que nos pueda parecer algo irreal, pero como dice aquel viejo refrán ,"una imagen vale mas que mil palabras".

En Asturias el cambio climático puede estar mas cerca de lo que algunos piensan; y es que la naturaleza es mucho mas sabia que todos los estudios y todos los análisis que el ser humano quiera hacer sobre ella.