Cuando Santiago García Granda, actual rector de la Universidad de Oviedo, daba los primeros pasos de su carrera investigadora, la realidad de la institución académica era muy distinta a la actual. "No había financiación para proyectos y las tesis se hacían con los productos que hubiera en el laboratorio", recuerda. Su discípulo, Zakariae Amghouz, formado en Ciencias Químicas en Abdelmalek Essaadi, en Tetuán (Marruecos), llegó a una Universidad muy distinta. Era el año 2006. El grupo de García Granda, del área de Química Física, accedía en ese momento a su primer proyecto "Consolider", una iniciativa del Gobierno de entonces para reforzar el tejido científico del país incentivando la formación de redes de investigación. La convocatoria contemplaba la posibilidad de financiar dos becas de investigación y Amghouz fue uno de los elegidos.
Santiago García Granda lo considera un discípulo compartido con el también catedrático de Química Física José Rubén García Menéndez. "Estamos muy orgullosos de Zakariae; obtuvo la máxima puntuación en aquel proceso de selección, cien puntos", certifica su mentor. La excelencia académica no es el único argumento que utiliza García Granda en su favor. "Siempre ha cumplido con lo que le pedíamos, incluso más de lo que se esperaba", agrega , "tiene iniciativa y es muy independiente", continúa en el desglose de méritos. Zakariae le escucha, sonríe y agradece la oportunidad que le dieron en Asturias en el grupo de Síntesis, Estructura y Aplicación Tecnológica de Materiales. Se unió a ellos de forma permanente en septiembre de 2007, tras optar entre la Universidad de Cádiz y la de Oviedo. "Elegí Asturias por el proyecto de nanomateriales que tenían", argumenta Amghouz, quien diez años después ejerce ya de director de tesis. "Aprendí muchísimo en el laboratorio; fue una experiencia interesante", cuenta sobre su aterrizaje en la Universidad asturiana tras completar un máster de cristalografía en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo y realizar la suficiencia investigadora. De su maestro, cuenta el joven de origen marroquí, aprendió una lección sobre cómo hacer Ciencia. "La tendencia es hacia la investigación multidisciplinar. Necesitamos de otros grupos: químicos, biólogos... para poder sacar el máximo y alcanzar nuestros objetivos", relata. De momento, Amghouz no baraja la posibilidad de volver a casa. "Allí están como aquí hace años. No hay dinero para proyectos ni para investigar. Tampoco hay financiación interna. Allí es más un enfoque hacia la docencia y a mí me gusta mucho investigar", asegura.
De su estancia en la Universidad de Oviedo reconoce que le motivó el sentido humano del grupo en el que participa. "Para mí, Santiago y Rubén son como ángeles. Te dan motivos para trabajar y siempre están dispuestos a ayudarte dentro y fuera de la investigación. Y te dan margen para plantear cosas nuevas".
Las dinámicas del grupo también han cambiado parcialmente desde que García Granda fuera elegido Rector de la Universidad de Oviedo en mayo de 2016. "Nos reunimos habitualmente para discutir los resultados o empezar líneas nuevas de investigación", admite Amghouz aunque ahora es necesario plantear una cita en la apretada agenda del Rector para verse con él, a la vista del ritmo frenético que acompaña el día a día de García Granda. Él, sin embargo, no pierde el contacto con su grupo. "Es una persona muy accesible que sigue interesado en investigación y en plantear ideas al grupo", asegura su discípulo.
En su análisis sobre el recorrido que deben seguir los jóvenes investigadores, el maestro realiza un análisis de lo más realista, sin paños calientes: "La carrera investigadora se hace más larga y también hay más gente esperando". Ejemplifica esa realidad con un dato. Cuando García Granda finalizó sus estudios eran dos o tres las personas que optaban a quedarse en la Universidad. "Ahora sólo en el área de Química Analítica son 30 o 40", indica, lo que hace imposible hallar un hueco para toda la cantera. "A mí me tocó el período de crecimiento de la Universidad pero ahora, con las jubilaciones, es un período bueno", comenta sobre las "mayores oportunidades" para que se incorporen nuevas hornadas de jóvenes investigadores. El ritmo actual de unas 40 jubilaciones de profesores por año podría propiciar esta tendencia, sostiene García Granda. Sin embargo, también la competencia y los requisitos ahora se hacen más exigentes. "En otro tiempo era posible ser profesor sin ser doctor", reconoce el catedrático de Química Física, feliz por "las muchas aportaciones" que su discípulo ha realizado en el campo de difracción de electrones y microscopía. "Montó él mismo toda la instrumentación que fue adquirida en 2010 y de la que se han obtenido resultado muy interesantes en el estudio de nanomateriales", argumenta García Granda, quien recuerda entre sus maestros y referentes académicos al profesor Fermín Gómez Beltrán, que fue su director de tesis y al profesor Lorenzo Pueyo. Tras la tesis, el Rector reconoce que su despegue le llegó en Nijmegen (Holanda), con el profesor Paul Beurskens, durante la etapa posdoctoral, que recomienda a todos realizar en el extranjero. "Hoy todos tenemos la conciencia de que la investigación se hace en grupo y eso, Zakaraiae, lo hace a la perfección; está muy comprometido con el grupo", señala su maestro.
"Quien quiera investigar debe tener claro que hay que hacerlo en equipo y con redes internacionales. Cuando yo acabé eso no existía", rememora García Granda a modo de conclusión sobre la evolución de la Universidad española.
