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Expresidente de la Asociación de Diabéticos del Principado

Francisco Pérez Labajos: "A los diabéticos se nos niegan en Asturias mejores agujas por 150.000 euros al año"

"A la diabetes le debo muchísimos amigos, que nos hemos ayudado mutuamente en los momentos de mayor incertidumbre"

Francisco Pérez Labajos, ayer, en Oviedo. MIKI LÓPEZ

Francisco Pérez Labajos ha sido presidente de la Asociación de Diabéticos del Principado durante 12 años distribuidos en dos etapas, la última de ellas en el periodo 2010-2017. Sostiene que en Asturias hay unos 80.000 diabéticos diagnosticados y otros 40.000 enfermos sin diagnosticar.

- ¿Cómo es su historia con la diabetes?

-Debuté en 1978. La próxima Semana Santa cumpliré 40 años con diabetes.

- ¿Qué diferencia hay entre vivir sin y con diabetes?

-Es una diferencia importante. Cuando debuté, estaba terminando la carrera de ingeniería industrial en Bilbao. Llevaba la vida del típico estudiante que había salido de una casa en la que imperaba un estilo de vida disciplinado. A partir de ahí, tienes que convertirte casi en un prusiano de los horarios, las inyecciones, los controles... Ser muy metódico y, sobre todo, llegar a ser un gran conocedor de tu enfermedad.

- ¿En qué le ha condicionado la diabetes?

-Prácticamente en nada. Si tienes que ser metódico, y lo asumes, pues nada: llevas unos horarios, te pones tus insulinas, te haces tus controles, vas mejorando... La vida sigue. Yo no tenía novia; pues bien, a partir de un determinado momento tuve novia, me casé, tuve un hijo, mi hijo se ha casado...

- ¿Y en el trabajo?

-Siempre digo que en el trabajo me ha ayudado. Gracias a grandes profesionales, me convertí en un experto, entre comillas, en diabetes, y en aquel momento empezaba a funcionar en la industria farmacéutica el concepto del autocontrol de la diabetes, con las tiras reactivas y demás. A mí vino a ficharme una empresa que empezó el autocontrol en España. Estuve en ella hasta que me prejubilé en 2010. Ahora acabo de cumplir 65 años.

- ¿Qué le debe la diabetes a usted y qué le debe usted a la diabetes?

-A la diabetes le debo muchísimos amigos, que nos hemos ayudado mutuamente en los momentos más bajos y de mayor incertidumbre. Y luego conocer lo que es una enfermedad crónica, sabiendo que si cumples las pautas que te indican puedes vivir con una gran normalidad. Nunca me he sentido inferior a una persona que no tuviera diabetes.

- ¿Y qué le debe la diabetes a usted?

-Posiblemente, el sueño de toda la gente que llevamos con ella bastante tiempo: que surja una curación. Si les llega a estas generaciones posteriores, también me sentiré satisfecho.

- Usted es uno de los pioneros de los campamentos de niños con diabetes.

-He trabajado muy estrechamente con quien es casi el padre de la diabetes en España, Francisco Díaz Cadórniga, durante muchos jefe del servicio de Endocrinología en el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA). Él fue el creador en España de las colonias para niños con diabetes, que nacieron hace 51 años en España y 41 años en Asturias.

- ¿Qué aportaron estas colonias?

-Aportaron y siguen aportando. Para los niños y adolescentes representa una escuela de aprendizaje, pero fundamentalmente aprenden a ver que no están solos. En Asturias hay unos 200 menores de 18 años que tienen diabetes.

- ¿Los más pequeños se sienten discriminados?

-La discriminación está relacionada fundamentalmente con el desconocimiento. El mayor peligro para un niño diabético en un colegio es la hipoglucemia, una bajada brusca del azúcar. Si se produce, hay que sacarle de esa bajada; pero si el niño pierde la consciencia, es el maestro el que puede ayudarle. Ahí tenemos lo que llevamos peleando desde hace años con la clase política asturiana. En 2013, la Asociación de Diabéticos del Principado presentó un proyecto de protocolo de actuación en la escuela, que estipulaba qué tenían que hacer los profesores, los padres y los niños. Si eso está definido, no tiene que haber ningún riesgo. Pero a día de hoy seguimos esperando por las consejerías de Sanidad y Educación. Hay comunidades donde ya está llevándose a cabo.

- Se puso el grito en el cielo porque se decía que obligaba a los profesores a ejercer de médicos, o algo así.

-Eso lo dijeron los sindicatos. No, no tiene que hacer de médicos, sino colaborar con los padres y los profesionales sanitarios a que el niño con diabetes pueda estar escolarizado. Si con una actuación salvas una vida, tú la haces. Por ejemplo, una inyección a un niño que ha sufrido una hipoglucemia y se ha desmayado. En esa situación, el tiempo es oro. Por otra parte, son episodios muy infrecuentes.

- Llevan tiempo clamando por mejores agujas para inyectarse la insulina.

-Estoy un tanto descorazonado con las autoridades sanitarias. Hace dos años y medio, se adjudicó un contrato para unas agujas que, a nuestro juicio, son peores que las que veníamos utilizando. Ése es el conflicto. Hemos recibido reclamaciones por efectos adversos. No se ha arreglado nada. En sede parlamentaria, el consejero de Sanidad prometió que al término del convenio anterior se convocaría un nuevo procedimiento. No lo ha cumplido.

- ¿La diferencia de dinero es mucha?

-Diez euros al año por cada diabético que se pincha. Si hay unos 15.000 asturianos que se pinchan, 150.000 euros al año, cuando el coste de la diabetes en España supone aproximadamente el 10 por ciento del gasto sanitario global. Sobre todo, sale cara la diabetes mal cuidada y mal controlada. El primer tratamiento de la diabetes es el ejercicio y la comida, y eso no cuesta nada. Hay ya proyectos pioneros de autonomías que hacen recetas de ejercicio físico; en vez de escribir en ellas el nombre del medicamento especifican el ejercicio que debe hacer el paciente. Los expertos dicen que, si desde el primer momento del diagnóstico el paciente cumpliera las pautas de ejercicio y de dieta, la mitad de las diabetes de adulto estarían asintomáticas y no necesitarían medicación. Es clave la educación sanitaria.

- ¿Un mensaje para los niños?

-Que se fijen en personas famosas que tienen diabetes y pueden servirles de referentes. Por ejemplo, en deportistas, como Nacho y Borja Mayoral, futbolistas del Madrid. Para un niño, es muy importante saber que puede hacer todo lo que se proponga.

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