El año 2018 está llamado a ser el de la cooficialidad del asturiano. Así se lo han planteado como objetivo los colectivos asturianistas; principalmente la Xunta pola Defensa de la Llingua Asturiana, una asociación nacida en 1984 y que promueve el reconocimiento de la lengua asturiana.

El llamado Proyecto 2018 establece una hoja de ruta para alcanzar la cooficialidad: todos los objetivos se han cumplido y, sin embargo, parece poco probable que se consiga en este nuevo año un reconocimiento del asturiano en el Estatuto de Autonomía, pese a que sus impulsores mantienen el optimismo. El camino para lograr ese objetivo parece alejarse pese a las expectativas que abrió entre sus defensores el compromiso del PSOE, tras el último congreso regional, de impulsar la cooficialidad. ¿Qué aleja el sueño asturianista?

Desde las pasadas elecciones autonómicas de 2015, la Xunta pola Defensa de la Llingua Asturiana inició un proceso de concienciación entre los grupos parlamentarios. El Estatuto de Autonomía establece cuál es el mecanismo para su reforma, que sería el camino para plasmar la cooficialidad en la norma fundamental del Principado.

La iniciativa de una reforma estatutaria ha de partir del Consejo de Gobierno o de una cuarta parte de los diputados de la Junta General. Además, la propuesta necesita el apoyo de tres quintos de la cámara, una mayoría cualificada formada por 27 parlamentarios.

"El estatuto de Autonomía se reformó en al menos tres ocasiones, en los años 1991, 1994 y 1999), por lo que no se trata de nada difícil ni traumático para Asturias. Eso sí, en todos los casos la iniciativa correspondió al Consejo de Gobierno y el trámite duró unas pocas semanas", señalan fuentes de la Xunta pola Defensa de la Llingua Asturiana.

Tras las autonómicas de 2015, este colectivo decidió trasladar su ámbito reivindicativo al institucional. Dos circunstancias invitaban al optimismo, y ninguna de ellas contaba con la posibilidad de que el PSOE variase su postura, tradicionalmente contraria a la cooficialidad.

Por un lado, era factible iniciar un proceso de reforma del Estatuto de Autonomía a iniciativa de una cuarta parte de la cámara sin que para ello fuera necesario el respaldo del Partido Popular o el PSOE. Cabía, por ejemplo, que Podemos e Izquierda Unida, dos partidos cercanos a la reivindicación lingüística abriesen el debate parlamentario, ya que ambos suman desde 2015 catorce diputados.

Por el otro, era posible "que la modificación resulte aprobada sin la concurrencia simultánea de esos dos partidos (PP y PSOE) o, lo que es lo mismo, ningún partido en solitario puede bloquear la reforma del Estatuto de Autonomía si llegase a ser apoyada por el resto".

Con estos mimbres la Xunta comenzó los contactos con los nuevos grupos parlamentarios (en esta legislatura llegaron al parlamento autonómico Podemos y Ciudadanos) y la concienciación comenzó con concejales partidarios de la cooficialidad. El marco fueron los preparativos de la XX Fiesta de la Oficialidá, que conmemoraba las dos décadas de la decisión del Ayuntamiento de Bienes de declarar oficial el asturiano en las comunicaciones con sus vecinos.

Casi doscientos concejales, procedentes de más de la mitad de los municipios asturianos, se sumaron a la iniciativa Conceyos pola Oficialidá. El colectivo destaca algunas de las acciones llevadas a cabo, como la presencia de cargos públicos en la manifestación por la oficialidad del Día de les Letras de 2016. Los firmantes de Conceyos pola Oficialidá se comprometieron públicamente a trabajar en la legislatura para explorar las posibilidades de una reforma estatutaria, así como a impulsar ordenanzas y planes de normalización en sus respectivos municipios.

A comienzos de 2017 comenzaron las conversaciones con los partidos políticos con presencia en el parlamento: únicamente el PP se negó a recibir a los integrantes de la Xunta pola Defensa de la Llingua Asturiana. Y en mayo, con motivo del Día de les Lletres, el colectivo contaba con un número suficiente de respaldos parlamentarios comprometidos como para poder presentar la propuesta de oficialidad, "pero nos reservábamos para hacerlo cuando hubiera garantías de que pudiera prosperar".

Al tiempo, con el PSOE enfangado en su propia disputa interna, el entonces alcalde de Laviana, Adrián Barbón, ofreció su compromiso a aprobar, en caso de resultar elegido como secretario general de la Federación Socialista Asturiana, una resolución en la que los socialistas asturianos realizarían un giro muy relevante, al incluir en su ideario una cooficialidad de la que hasta la fecha recelaban.

La victoria de Barbón permitió a los asturianistas percibir que, incluso, se sobrepasaban las condiciones de escenario favorable que habían previsto al inicio de su campaña por la reforma estatutaria en 2018.

El pasado 23 de septiembre, apenas unos días tras la victoria de Barbón, el Proyecto 2018 se visitó de largo en un acto en Gijón que contó con la presencia del rector de la Universidad de Oviedo, Santiago García Granda; el secretario de la Academia de la Llingua Asturiana, Xosé Ramón Iglesias, y los diputados autonómicos Emilio León (Podemos), Concha Masa (Izquierda Unida) y Pedro Leal (Izquierda Unida).

El viento soplaba a favor de la cooficialidad: la Universidad de Oviedo había realizado un explícito respaldo a la oficialidad y Concha Masa preparaba las conclusiones de la comisión especial parlamentaria de estudio de la protección del asturiano que ella misma presidía. En su discurso en Gijón, Masa anticipó que todos los comparecientes que acudieron a la comisión pidieron la cooficialidad.

La Xunta pola Defensa esgrime la nutrida asistencia a aquella presentación (estuvo la alcaldesa de Gijón, Carmen Moriyón, varios académicos de la llingua, representantes de sindicatos; asociaciones vecinales, deportivas y culturales; autoridades municipales y profesores) como un ejemplo de que la mayoría social a favor del asturiano era ya amplia.

El 1 de octubre se cerró el 32 congreso de la Federación Socialista Asturiana que selló el respaldo socialista a la cooficialidad. Aunque la ponencia que incluía el impulso de la cooficialidad del asturiano recibió un apoyo muy mayoritario (se encontraba dentro de la ponencia social), el debate específico de la enmienda reflejó la división que este asunto ocasiona entre los socialistas asturianos: recibió 32 votos a favor frente a 27 en contra.

Pero, en cualquier caso, la alianza del PSOE con la cooficialidad quedaba sellada. "Después del cambio de postura de la FSA y su posición a favor de la oficialidad ya damos por superado el tiempo de hablar de si el asturiano es una lengua como las demás del estado, que merece el mismo tratamiento que las demás en los estatutos de autonomía, o si por el contrario es una lengua que tiene que ser marginada", concluyó la Xunta Pola Defensa de la Llingua. "Ya no se habla de si el asturiano tiene que ser oficial o no, si no de cuándo se va a hacer efectivo ese reconocimiento", añade.

Pero ¿hasta dónde estaba dispuesto el PSOE a cumplir con su apoyo? ¿Aceptaría pisar el acelerador de la cooficialidad? ¿Y el resto de partidos que habían mostrado su apoyo?

La prueba definitiva llegó cuando el pasado 6 de noviembre la diputada de IU Concha Masa presentó las conclusiones de la comisión parlamentaria sobre el asturiano. "La oficialidad es el único método para asegurar la pervivencia de la Llingua", dijo entonces. Con una clara mayoría favorable a dar el paso, Izquierda Unida planteó abrir ya el debate de la reforma estatutaria para incluir al asturiano como lengua cooficial.

El paso era estratégico y pilló al PSOE con sus heridas internas abiertas. El grupo parlamentario socialista, que había tomado posiciones enfrentadas a Pedro Sánchez y Adrián Barbón, advirtió internamente que no estaría dispuesto a apoyar la cooficialidad, aunque estuviese incluida en las resoluciones del congreso del partido. El argumento era: "No vamos a impulsar algo con lo que no nos comprometimos electoralmente en 2015". De tensarse la cuerda, se avecinaba una ruptura entre la dirección del PSOE y el grupo parlamentario, señalaron entonces fuentes socialistas.

El planteamiento de IU acabó aparcado. El PSOE esgrimió el argumento de que era mejor esperar a la reforma constitucional que entonces se veía como algo próximo, aunque el horizonte era de varios años por delante. Después aseguraron que el debate se aplazaba a después de las próximas elecciones autonómicas de 2019, cuando los socialistas concurrirían con la cooficialidad en su programa electoral.

Podemos se desmarcó del reto de Izquierda Unida al asegurar que la cooficialidad debería ser un proceso que no debía capitalizar ningún partido y Foro Asturias acusó de oportunista a la formación de izquierdas, aunque respiró aliviado al comprobar que los socialistas cerraban por el momento la puerta al debate de la cooficialidad.

Así las cosas, todo parece indicar que el objetivo del reconocimiento del asturiano en 2018 se aplazará y habrá de esperar un año hasta conocerse el resultado de las autonómicas de 2019. La Xunta Pola Defensa de la Llingua Asturiana trabaja ahora en la redacción del que sería el futuro artículo cuarto del Estatuto de Autonomía, con la intención de presentarlo para su debate y aprobación por la Junta General.

"Queremos que participen juristas, académicos y asesores lingüísticos de los partidos políticos", asegura el colectivo. Tres son las premisas que considera mínimas. Primera, que se reconozca el asturiano y el gallego-asturiano como lenguas propias de Asturias. Segundo, la declaración el estatus de oficialidad para ambas, junto con el castellano, mediante una redacción que busque el mayor consenso posible. Tercero, la garantía de que ninguna persona en Asturias pueda verse discriminada por la lengua que escoja para comunicarse.

El objetivo del Proyectu 2018 parece complicado en este año que comienza, pero para sus impulsores se trata del momento de la verdad para el asturiano. En el horizonte queda la incertidumbre de si las urnas arrojarán en 2019 un reparto parlamentario que permita, como ahora, que PSOE, Podemos e Izquierda Unida, sumen la mayoría de tres quintos necesaria para la reforma del Estatuto.