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Duelo de ministros

El titular de Fomento y Cascos, que ostentó la misma cartera entre 2000 y 2004, difieren en la resolución de la obra de la Variante pese a compartir la profesión de ingeniero y dotes y afán de mando

Francisco Álvarez-Cascos e Íñigo de la Serna.

De aliados cordiales a enemigos íntimos. La relación entre el ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, y el secretario general de Foro, Francisco Álvarez-Cascos, se ha deteriorado en los últimos tiempos. Al menos por parte del gijonés, que ha lanzado severas críticas contra el departamento que ocupó entre 2000 y 2004 a cuenta de los tiempos anunciados para la Alta Velocidad por la variante ferroviaria de Pajares, la gran infraestructura pendiente para que el AVE llegue a Asturias.

Afirman quienes han tratado a los dos que, pese las diferencias -el cántabro es hombre de trato amable y campechano; el asturiano, más áspero y vehemente-, ambos hablan "el mismo idioma", quizá porque son ingenieros, les encanta la política y tienen dotes y afán de mando. De ahí que surgiera años atrás una relación afable. Coincidieron varias veces; por ejemplo, en noviembre de 2010 en una conferencia en Santander sobre la Alta Velocidad, cuando De la Serna era alcalde de esa ciudad y Álvarez-Cascos aún militaba del PP, aunque ya estaba enfrentado a los dirigentes del partido y faltaban semanas para que anunciara su marcha. Se entendieron "a la primera", destacó un dirigente conservador. En aquel encuentro, por cierto, Álvarez-Cascos admitió "con los pies en el suelo" los retrasos de las grandes obras, como la Variante, a causa de la crisis. El cambio de partido le llevaría a defender postulados radicalmente distintos.

Pasado el tiempo, cuando PP y Foro debatían acudir unidos a los comicios generales de 2015 fue Álvarez-Cascos quien llevó el peso de las negociaciones con el Gobierno de España para elaborar el programa electoral común. El interlocutor ya no fue De la Serna, sino el titular de Hacienda, Cristóbal Montoro. Aunque miembros del PP afirman que se debió a un desencuentro previo con De la Serna, fuentes de Foro lo niegan e indican que la única razón fue que Montoro manejaba "las perras" necesarias para plasmar las obras que exigía esa formación.

Mariano Rajoy nombro ministro a De la Serna en noviembre de 2016 y este no dudó en rodearse de antiguos colaboradores de Álvarez-Cascos. Como Manuel Niño, que había sido director de Ferrocarriles con el gijonés en Fomento; y que es secretario general de Infraestructuras desde la etapa de Ana Pastor y uno de los "hombres fuertes" del Ministerio. También está con De la Serna, como jefe de gabinete, Ángel Fernández, quien se había incorporado al gabinete de la Secretaría General del PP en 1993, cuando Álvarez-Cascos ostentaba el cargo, y quien todavía en 2009 instruyó la denuncia del hoy secretario general de Foro contra el PP de Gijón por tirarle correspondencia a la basura, proceso que terminó con la exculpación de la dirección local.

También en el equipo de De la Serna figura Jorge Urrecho, director general de Carreteras desde la etapa de Ana Pastor, que también es ingeniero y que fue asesor de Álvarez-Cascos durante ocho años: de 1996 a 2000 en el Ministerio de la Presidencia y de 2000 a 2004 en el de Fomento. Urrecho fue el encargado de pasarle las diapositivas Álvarez-Cascos en una conferencia en el Colegio de Médicos de Oviedo poco antes de que abandonara el PP.

Hablando de conferencias? Álvarez-Cascos impartió una el pasado 10 de noviembre en Oviedo, organizada por el gabinete Mijares Abogados, en la que afeó a los sucesivos gobiernos de España, incluido el actual, el incumplimiento de la ley de 1997 que declaró la Variante "prioritaria". Aunque la mayor parte de sus críticas se centraron en los dirigentes socialistas, no dudó en cargar contra De la Serna, por utilizar el "viejo truco" de iniciar la tramitación de la Ronda Norte de Oviedo "desde cero", en lugar de aprovechar los estudios existentes para agilizar el inicio de las obras. Un "viejo truco" que el gijonés aseguró conocer porque fue "cocinero antes que fraile".

En esa charla Álvarez-Cascos no dio excesiva importancia a los tiempos del futuro AVE a Asturias, que ahora considera capitales y causa suficiente para poner en solfa el acuerdo con el PP. Resaltó que los trenes AVE necesitan "treinta kilómetros para frenar" y para alcanzar su máxima velocidad, pese a lo cual abogó porque los convoyes paren en las estaciones asturianas y apostó por acometer entre Pola de Lena y Gijón y Avilés un simple "acondicionamiento sobre los actuales trazados", y no "inversiones fantasmagóricas". Todo ello para que los trenes circulen en el futuro a una "velocidad razonable" y "no perder viajeros", subrayó.

Su opinión pareció cambiar el pasado día 26, cuando tildó de "retroceso inexplicable" los tiempos que anunció De la Serna: 2 horas 56 minutos de Oviedo a Madrid y 3 horas 21 minutos desde Gijón, al considerarlos un "agravio" para Asturias en comparación con las demás líneas de Alta Velocidad y con los planes que tenía el Gobierno de España en 2003, cuando él capitaneaba Fomento: 2 horas 12 minutos el viaje de Madrid a Oviedo, 2 horas 29 minutos a Gijón, y 2 horas 31 minutos a Avilés.

De la Serna, en su última visita a Asturias -novena en 13 meses- contestó sin citarlo a Foro: resaltó los obstáculos que impiden alcanzar los tiempos que exige esa formación, como el paso por Valladolid y León, que obliga a reducir a 60 kilómetros por hora, y las múltiples paradas que deben realizarse en el trayecto. Porque los tiempos que cita Foro, según el PP, se referían a lanzaderas de Asturias a Madrid sin apenas paradas intermedias y a máxima velocidad. Un ideal inalcanzable. De momento. Entre ambas intervenciones de Álvarez-Cascos, De la Serna, en una entrevista en exclusiva a LA NUEVA ESPAÑA publicada el día de Nochebuena, señalaba que la decisión de desplegar ancho internacional en los dos túneles de la Variante fue del Gobierno de España, pero "compartida con un grupo político que es un socio y con quien nos sentimos particularmente a gusto", en referencia a Foro. De nada sirvió aquel guiño.

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