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Balance del primer día de ofertas en Asturias

El inicio de las rebajas y los cambios de regalos de Reyes llenan los grandes centros comerciales

Los compradores reconocen que hacen caso omiso de la recomendación de Consumo y que suelen gastar el doble de lo previsto en las tiendas seducidos por los descuentos

Ayer empezaron las rebajas y algunos en lugar de descansar al séptimo día, hemos logrado el récord, comprar en una hora lo que parece que compramos en una semana. Dicen desde la Agencia de Sanidad y Consumo que para ir a las rebajas hay que ir con "cabeza", con una lista de necesidades, no tirar de tarjeta de crédito y no comprar de forma compulsiva. Sólo lo que necesitemos. Pero ¿necesitamos algo? o ¿lo queremos todo?

Madrugar un domingo es casi delito y más si está uno fartuco y haciendo un digestión pesada después de comerse el roscón de Reyes, pero ayer ¡menuda cola para entrar a las tiendas!, "qué luego no queda nada", decía una señora delante de mí, en la cola. Y se abrieron las puertas, como si se abriese la cueva de Alí Babá, y si todos corren, entonces yo corro también.

Reconozco que de camino al centro comercial y con el manos libre tuve que llamar al banco para activar la tarjeta de crédito, porque llevaba treinta euros en la cartera y con eso no hacemos nada. La tarjeta, que había perdido hace una semana, llegó al buzón el 4 de enero como una bendición y provocándome...¡quiero rebajas! Pues vamos.

Dicen los psicólogos que compramos por muchísimos motivos, porque nos da una sensación de alegría en el momento que lo hacemos, porque estamos tristes y de bajón, porque estamos alegres de subidón. Porque nos gusta. Es un efecto placebo ir de compras, luego cuando llegamos a casa y vemos las cuentas ya llegan los remordimientos, pero yo siempre tengo ya quitadas las etiquetas...¡una pena!

Media hora después de abrir las puertas ya estaba ayer Víctor García con cuatro bolsas en las manos. ¿Traes un presupuesto concreto, sigues las recomendaciones de la Agencia del Consumidor? "Qué va, yo vengo a la aventura, venía a cambiar unas cosas de Reyes y a comprar un abrigo pero al final gasté casi el doble, o más", reconoce. Y ¿por qué, Víctor, por qué? "Pues porque te dejas engañar, vas viendo cosas que te gustan y al final, mira", explica levantando las bolsas.

Hay también gente que vive las rebajas casi como una penitencia. Andaban ayer Pablo González y Richard Rodríguez empujando dos carritos con sus bebés. Cara de pocos amigos, más bien de resignación. ¿Vinisteis a las rebajas? "Qué remedio", contestan al unísono. Tienen a sus mujeres revolviendo entre las tiendas, buscando chollos. Pablo González reconoce que dentro de un rato le toca "el cambio de turno y algo miraré yo, ya le di de comer a la nena, tomamos un café y luego daré una vuelta", pero Richard Rodríguez tiene alergia a las tiendas y es su mujer su "personal shopper". ¿Y te fías? "Claro que me fío, bueno de momento, es que yo odio comprar y sobretodo probar". Te comprendo Richard, no hay luces peores que los malditos óculos de un probador, esos que dejan todo al descubierto, y encima luego tienes que ser capaz de embutirte en un vaquero que te servía de talla antes de los excesos navideños, y cuando te das cuenta estás haciendo ejercicios de estiramiento en un zulo de dos metros cuadrados, con un espejo que siempre te hace más gordo, y con ese calor infernal que te ha puesto la cara roja y te ha sacado, literalmente, de quicio.

Así que yo me sumo a los que compramos por sensación, a ojo, me llevo las bolsas para casa y allí en mi salón, con espacio abierto me pruebo todo, y casi siempre, me lo quedo todo, y si algo me queda pequeño o apretadín... para cuando adelgace. Ustedes ya me entienden.

Raquel Cama y su hermana Laura, de veinte y dieciocho años respectivamente, también han venido a "fundir" el aguinaldo en rebajas. Raquel Cama, la mayor, lo tiene todo controlado. "Tengo un presupuesto y me voy a ajustar a él. Antes gastaba más porque pagaba mi madre pero pago yo y es otra cosa". En su mente tiene comprar calzado y a lo mejor un pantalón. Me la juego a que ha caído. Su hermana Laura reconoce que lo de ella es puro vicio, y que lo de ajustarse a un presupuesto lo lleva mal, o peor. "Yo es que siempre me acabo gastando mucho más de lo que pensaba", reconoce tapándose la cara con las manos. "Pero voy a ver si este año me ajusto al presupuesto y no me paso de los ciento cincuenta euros que tengo previstos. Quiero comprarme un abrigo, algo de calzado y a ver qué hay por ahí". Desde Lugones llegaron ayer las dos muy madrugadoras, porque "es que el primer día es el mejor, luego no queda nada", aseguran.

Las rebajas empezaron ayer en Asturias con muy buenos descuentos, pero ¡ojo! Que en una de las colas kilométricas para pagar, una señora, propietaria de una tienda pequeña en Oviedo avisa. "Muy mal, en el ticket no aparece el precio anterior y ahora el rebajado. Así que aquí pone 15 euros y es lo que vamos a pagar"... pero claro, ese jersey es tan mono que ¡cómo va a dejarlo en la tienda! "Pero por haber, había que protestar", confiesa.

La Unión de Consumidores de Asturias emitió ayer un comunicado alertando del "fraude de las rebajas", ya que aseguran que hay "productos que se fabrican exclusivamente para estos días, y en realidad todos los productos rebajados deberían haber estado al menos dos meses antes en la tienda. Pero y ahora ¿quién lo devuelve?... ¡es todo tan mono!

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