Difícilmente podría imaginarse un final peor para las Navidades. Una monumental nevada en la autopista de peaje de Guadarrama (AP-6) dejó atrapados durante casi 20 horas a miles de conductores -unos 4.000 vehículos- que iban a Madrid. Entre ellos había centenares de asturianos, parte de ellos viajeros de un autocar que cubrían el trayecto entre la región y la capital madrileña. Solo la intervención de la Unidad Militar de Emergencias (UME) permitió descongestionar la autopista. El cierre de la autopista provocó además un caos en las comunicaciones de la región, al suspenderse parte de los enlaces previstos. El ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, anunció un expediente sancionador a la concesionaria, Iberpistas, por no haber dispuesto de quitanieves. Un expediente a Aucalsa por el atasco de hace nueve años en el Huerna (AP-66) terminó en nada. La oposición aprovechó para exigir explicaciones. De la Serna irá al Congreso. La carretera se reabrió a las dos y media de la tarde, pero volvió a cerrarse a las ocho durante hora y media.

Una de las asturianas que vivió de primera mano el inicio del atasco fue la gijonesa Katia Álvarez Charro, que tomó un "Blablacar" a las tres y media de la tarde del sábado en Quintueles y no llegó a Madrid hasta las dos de la tarde de ayer. El coche llegó a coger la AP-6, donde la Guardia Civil les desvió a una nacional. "Estaba impracticable, así que decidimos volver a la autopista", relató. Allí estuvieron "parados", a la altura del kilómetro 80, desde las 19 horas del sábado hasta las 11 del domingo. "Nos lo tomamos con humor", rememoró. "Compartimos la comida que llevábamos y tuvimos suerte que aún quedaba algo de agua", explicó. Una noche en la que "hizo frío", pero menos de lo que esperaban. Por la mañana, tras no haber dormido "prácticamente nada", se acercó a un área de servicio, caminando entre la nieve que le llegaba "casi hasta la rodilla". Fue la Guardia Civil, junto con la UME, quienes, ya por la mañana, comenzaron a retirar los vehículos. "Estábamos desesperados, no paraba de nevar y nadie nos ayudaba", dijo. "Solo gente de un pueblo de al lado, que nos trajeron galletas y agua, sobre todo para los niños", añadió.