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La crisis demográfica se ensaña con los concejos más castigados por el abandono

Entre los 25 con mayor caída hay 15 del Occidente y 4 de las Cuencas

La crisis demográfica se ensaña con los concejos más castigados por el abandono

Asturias se deshace por las costuras más débiles. La geografía municipal de la evolución demográfica, a la vista de la última actualización del padrón, da fe de que la población asturiana sangra más por sus heridas más abiertas, castigando más que a nadie a los concejos frágiles. Son los que ya estaban peor los que más sufren, y el peor indicador es el que dice que esto pasa incluso después de decenios y decenios de sostenido despoblamiento. Basta comprobar que en 2016, el último año computado por el Instituto Nacional de Estadística (INE), los dos municipios menos poblados son también los que más habitantes han perdido en términos relativos.

Yernes y Tameza y Pesoz han extraviado en sólo un año, respectivamente, más de nueve y más de ocho de cada cien residentes en un recuento escaso cuyo total apenas rebasa los 150. En la lista de los 25 municipios que más han retrocedido de enero de 2016 a enero de 2017 -por encima de un dos por ciento- hay quince del occidente y sus aledaños, está casi al completo el suroccidente y también figuran ahí cuatro de los diez de las comarcas mineras -Caso, Sobrescobio, Riosa y Aller-, tres del oriente interior y además de Yernes y Tameza otros dos, Teverga y Proaza, de la parte del centro más castigada por la crisis demográfica. Asturias pierde más por donde menos tiene.

Incluso después de decenios de censos declinantes, de años y años envejecimiento progresivo, el mapa de color de lo que ha pasado en 2016 enciende el rojo de lo peor donde siempre, trazando una barrera al occidente, sin tregua de Valdés a Degaña, agudizando además el empobrecimiento de parte del oriente más alejado del litoral y una porción del centro menos urbano. Después de una multitud de actualizaciones padronales que indican lo mismo, y de muchos golpes de pecho en las administraciones competentes, poco ha cambiado, salvo tal vez para agudizar la mala salud de los muchos que ya estaban peor y para empobrecer a los pocos que conservaban cierto vigor. Lo que antes eran leves ganancias en los municipios más poblados del centro van siendo poco a poco pequeños retrocesos preocupantes. Y si los concejos que más pierden en 2016 están todos en la Asturias demográficamente más deprimida, los cuatro más habitados también figuran entre los que en 2016 han caído menos de un uno por ciento. De hecho, de los nueve mejor dotados -los que concentran el 73 por ciento del censo total de la región, casi tres de cada cuatro habitantes-, sólo los de las comarcas mineras, Langreo, Mieres y San Martín del Rey Aurelio, han tenido pérdidas por encima de ese uno por ciento.

Pocos y mal repartidos, en esta región donde Oviedo, Gijón y Avilés agrupan a más del 55 por ciento del total de habitantes la pérdida de población empieza a no encontrar excepciones en el desmenuzado por concejos. Ya no ganan de un año a otro ni los más poblados y supuestamente atractivos para la población del resto de Asturias. En ese último año contabilizado por el INE, ya únicamente se han librado de la pérdida de habitantes cuatro pequeños municipios que en conjunto sólo han añadido 33 nuevos individuos a la población asturiana: Cabranes, Santo Adriano y las dos peñamelleras.

Es la disección municipalizada del capítulo de 2016 del desastre demográfico asturiano, que en el conjunto de la región marca a 1 de enero de 2017 su octavo descenso consecutivo y ha vuelto a ser, de entre las nueve comunidades autónomas que perdieron habitantes en 2016, la segunda con la caída más pronunciada. Su descenso del 0,73 por ciento, más de 7.600 residentes menos en un año, únicamente se ha visto superado por el de Castilla y León (0,89 por ciento) y deja la última cifra oficial en 1.034.960 asturianos, un número equivalente al que la región tenía en los años sesenta del siglo pasado, cada vez más peligrosamente próximo a rebajar la barrera psicológica del millón. Según la más reciente proyección del INE, eso sucederá en la actualización del 1 de enero de 2022.

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