Apareció hace 18 meses con aspecto desnutrido y sin rastro de su madre. Según los cálculos del FAPAS el oso huérfano no superaba los seis meses.

Hoy la imagen es otra, el osezno se ha salvado a pesar de que los especialistas temían por su vida: "Hemos seguido su evolución desde junio de 2016 hasta finales de 2017 y sin duda está salvado de lo que parecía una muerte segura", recalca el Fondo la protección de Animales Salvajes.

FAPAS ha hecho público un vídeo en el que se muestra cómo ha sido la evolución del plantígrado. Aseguran que el osezno se ha acercado a las poblaciones a comer manzanas pero que siemore ha vuelto a su hábitat. Su caso, asegura, es una muestra de la capacidad de supervivencia de estas especies.

"La conservación del oso en la Cordillera Cantábrica, no puede ser solamente contar cuantos osos hay, engatusar con cifras infladas para demostrar que todo va muy bien. Ocultar rápidamente los incidentes de osos muertos", insisten desde FAPAS. "Evitar dar mayores explicaciones técnicas de necropsias o reconocer que los accidentes de caza son algo inevitable. Proteger al oso es evitar todo eso y cuando se encuentra un problema, darle solución, pero sobre todo, garantizar la supervivencia de la especie, aunque sea un pequeño osezno, cada ejemplar muerto es un paso atrás, cada uno que sobrevive, un paso adelante".