La tasa de emancipación de los jóvenes asturianos se sitúa entre las más bajas de España, debido a las enormes dificultades que tienen para acceder a una vivienda tanto en régimen de alquiler como de compra. Esto se explica porque Asturias continúa entre las regiones con mayores tasas de parcialidad, subocupación y sobrecualificación, según el último boletín del Observatorio de Emancipación del Consejo de la Juventud de España. La situación de las mujeres es de mayor dificultad que la de los hombres.

Mónica Braga es una de esas jóvenes que pese a trabajar no puede independizarse. Residente en Langreo, ha encontrado un trabajo en Avilés con un contrato por obra y servicios de seis horas diarias por el que le abonan un salario que no llega a los 850 euros al mes con las pagas extraordinarias incluidas.

Esta joven es técnico superior en administración y finanzas, pero la labor que desempeña para ganarse la vida es de telemarketing, muy alejada de su formación. "Es lo que hay", asegura, contenta de al menos tener trabajo y unos ingresos mientras busca de una mejor oportunidad. "Cuando acabé de estudiar estuve tres meses de prácticas y no pagaron ni un euro. Después encontré un trabajo y me hicieron un contrato de prácticas para menores de 30 años, y me pagaban una miseria por hacer lo mismo que otros que llevaban años en la empresa", relata.

Por el momento no se plantea la posibilidad de emanciparse e irse a vivir sola más cerca de su trabajo. "No puedo, no me da", asegura rotunda. "Del salario tengo que descontar el combustible del coche y todos los gastos que conlleva de mantenimiento, impuestos, etcétera. Si además tengo que pagar un alquiler y los gastos de la casa.... no me queda para comer, así que tengo que continuar en casa de mis padres", asegura. "Si al menos cobrara 1.100 o 1.200 euros me plantearía buscar un piso e independizarme, porque ya podría sobrevivir".