"Sentí mucha impotencia estas últimas semanas, porque la veías sufrir, pero no podías arroparla como a una mascota". Son las palabras de Roberto García, quien pasó 22 años cuidando de "Tola" en los cercados del Valle del Trubia. El cuerpo de la osa fallecida ayer, símbolo de la lucha contra la caza furtiva en Asturias, ha sido transportado hasta las instalaciones de Deva del Servicio Regional de Investigación y Desarrollo Agroalimentario de Asturias (Serida), donde se le practicará la necropsia.

Ahora, la gran preocupación para Roberto García es "Paca", la hermana de "Tola". Es un plantígrado muy anciano -de 29 años también- y ayer estaba "un poco nerviosilla", según indica su cuidador. "Por la mañana salió del iglú en el que estaba hibernando. Normal, vio mucho movimiento. Pero luego se volvió a esconder", cuenta.

Aunque las osas estaban separadas en dos recintos diferentes, García sospecha que "Paca" ya se huele algo. La que sí permanece ajena al revuelo es la joven "Molinera", que lleva hibernando desde el 19 de diciembre en el monte Fernanchín, el cercado más grande, que en su día utilizaron las dos hermanas.