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Dos oseznas que obligaron a replantearse la relación con la Naturaleza

Dos oseznas aparecidas por casualidad que obligaron a una sociedad a replantearse su relación con la Naturaleza

"Tola" en el verano de 2012, cuando fue sometida a un chequeo. LUISMA MURIAS

Aun a riesgo de sonar irreverente, se diría que el tiro de escopeta que mató a la osa madre de "Paca" y "Tola" fue un tiro afortunado. Al salvaje que apretó el gatillo la buena puntería le produjo probablemente un momento de éxtasis. Pero aquel disparo ayudó además a cambiar la mentalidad de la sociedad asturiana respecto al oso. De alimaña a símbolo identificativo de un territorio.

Los dos cazadores furtivos autores de la "hazaña" fueron en su día detenidos, pero ese es un dato menor veintinueve años después de aquellos sucesos que convirtieron a las dos oseznas en estrellas mediáticas pero de futuro muy incierto en aquel año 1989 en el que la falta de experiencia sobre el tratamiento y gestión de las crías arrojaba miles de dudas.

El fin vital más o menos próximo de "Tola" comenzó a perfilarse en el verano de 2012 cuando los veterinarios sedaron al animal -de 23 años- durante una hora y media para hacerle un chequeo completo y tratar de reducir manualmente el desplazamiento de una vértebra y una cadera. "Tola" había entrado de lleno en la tercera edad.

Durante los tres años anteriores "Tola" se había dado el gustazo de copular con "Furaco", oso cántabro que no cumplió expectativas. La edad de "Tola", se justificó entonces, no permitía mucha chance procreadora. Después supimos que no solo era cuestión de años, sino que la salud de "Tola" era bastante más frágil que la de su hermana "Paca".

Desde entonces la osa requirió medicación y cuidados especiales, mantuvo su cojera -unos días más evidente que otros- y nunca perdió el apetito, con una dieta que incluía fruta y truchas. Hubo que cuidar los kilos para que mejorara su movilidad. Y se consiguió.

Detrás de las dos osas que han sido imagen de "marca Asturias" hay casi treinta años de trabajo y sensibilización. A principios de los años ochenta los planes de conservación de la especie por parte del Principado se resumían en una palabra: ninguno. Hoy son otros tiempos. La pervivencia del oso en las montañas de Asturias parece asegurada, salvo desastre.

"Paca" y "Tola" fueron cuidadas inicialmente por el FAPAS durante unos meses en una finca de la entidad en Poo de Llanes. Después tomaron camino hacia Cataluña y Cuenca, y antes de que inauguraran el cercado de Santa Adriano pasaron por el parque natural de Cabárceno. Allí se encontraron con otros osos, aunque su contacto fue unicamente visual.

Desde 1996 las dos osas vivieron en el Principado atendidas por los técnicos de la Fundación Oso Asturias. A "Paca" aún le quedan, con un poco de suerte, algunos años de vida, ya sin su hermana.

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