El lucense Virgilio López Rico, comandante retirado de la Guardia Civil, dirigió el operativo del Seprona (creado oficialmente un año antes, aunque llevaba funcionando desde 1981) que dio con las osas y luego capturó a los cazadores que las habían tenido, disfrazando todo bajo una operación general contra el furtivismo. "Fue una operación muy discreta, no comenté nada siquiera con los compañeros del cuartel, para evitar filtraciones", rememora. "Costó mucho trabajo, hubo que andar muy finos, a espaldas de todo el mundo", añade.

El momento más feliz fue sin duda tener a las osas en el coche, ya sanas y salvas. "Vacié el maletero de cualquier cosa que pudiese hacerles daño, pero cuando me di cuenta ya habían pasado a los asientos de atrás. Montaron un cristo. Eran unas polvorillas, me deshicieron la tapicería del coche", asegura. Les tenía incluso preparada comida. "Cogí unos tarros de miel y les fui dando. Tenían tal poder de succión que parecía que te iban a arrancar las uñas", asegura.

Dar con los furtivos que habían matado a la madre de las osas y recuperarlas no estuvo exento de cierto riesgo. "Hacía poco que habían matado a Chiquito, el guarda de Muniellos. A un guardia me lo dejaron atado a un árbol unos furtivos. Eran otros tiempos. Pasábamos cuatro días arriba en el monte, durmiendo al raso. Hoy no es necesario", opina. "Ahora hay otra conciencia entre los cazadores", dice. "Antes, uno cazaba un venado y lo exhibía en el capó del coche. Hoy quizá se ande escondiendo hasta del hijo", especula. Aunque se habló de mafia de furtivos, López Rico cree que se trataba de gente que simplemente quería cazar. "Lo del furtivismo es muy complejo. Venía un personaje importante a pescar el salmón y le iba de ganchero un furtivo especialista, y luego ese ganchero no podía ni acercarse al río", dice.

La recuperación de "Paca" y "Tola" "fue una historia bonita, pero lo peor vino después, la decepción, ver cómo se las explotaba turísticamente". Para el comandante retirado, "se podrían haber hecho otras cosas con ellas, haberlas aprovechado para tener una base de osos en un cercado e ir introduciéndolos en la naturaleza". López Rico cree que las osas podrían haber estado en semilibertad y no convertidas en un reclamo turístico.