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VICENTE GARCÍA. | Profesor titular interino de Lenguajes y Sistemas Informáticos | CRISTIAN GONZÁLEZ. | Profesor de Lenguajes y Sistemas Informáticos | MARÍA HERNÁNDEZ. | Premio "Ada Byron" del Colegio de Graduados en Ingeniería Informática del Principado

Cristian González: "Los robots no sustituirán a los humanos, sólo cambiarán sus roles"

María Hernández: "Desde la Ingeniería Informática se puede hacer mucha labor social ayudando a otras personas" | Vicente García: "Te acreditas como docente pero te evalúan por la investigación"

Por la izquierda, Cristian González, María Hernández y Vicente García, ante la Escuela de Informática de Oviedo, ayer. IRMA COLLÍN

"El mundo está controlado por el software", sostiene Cristian González, profesor del área de Lenguajes y Sistemas Informáticos de la Universidad de Oviedo, tutor del proyecto fin de grado, junto a Vicente García Díaz, de la primera alumna en alzarse con el premio "Ada Byron" de Colegio Oficial de Graduados en Ingeniería Informática e Ingenieros Técnicos en Informática del Principado (CITIPA), María Hernández. Los tres coinciden en el sorprendente vuelco que ha dado la profesión en los últimos tiempos hasta el punto de que los planes de estudio de las asignaturas cambian en ocasiones antes de dos años. "En el máster casi todos los años tenemos que actualizar todo el material casi sobre la marcha, los plazos en que se producen cambios son muy cortos", sostiene González, que enlazó grado, máster, doctorado y carrera investigadora en la Escuela de Informática de Oviedo, que este curso cumple 35 años.

Los docentes advierten, no obstante, en que los robots no dejarán sin trabajo a millones de personas, como algunos pronostican. "Las personas siempre serán necesarias, no las sustituirán aunque su rol cambiará", coinciden García y González. "Se van a trasladar ciertos empleos a la informática", prosiguen al tiempo que lanzan una llamada de atención sobre la necesidad de más profesionales en este ámbito. "Hasta una pequeña empresa necesita hoy informáticos; los hay hasta en compañías de seguros", aprecian ambos docentes.

La alumna María Hernández Martínez, premio "Ada Byron" por su trayectoria académica durante sus estudios de grado, destacando también su expediente académico y la originalidad e innovación de su proyecto fin de carrera, ejemplifica el nuevo modelo de profesionales en la ingeniería informática. María finalizó sus estudios el curso pasado y comenzó a trabajar en una empresa de logística, donde también realizó su proyecto fin de grado. Ahora compagina su desempeño profesional con el máster en Ingeniería Web: de nueve a cinco en la empresa y seis de la tarde a nueve de la noche, en la Universidad. "Desde el principio tuve claro que quería hacer una ingeniería pero también que quería ayudar a otras personas y dentro de la ingeniería informática también se puede hacer mucha labor social", comenta la joven. Por eso, no es de extrañar que ya esté pensando en orientar su carrera hacia la investigación. "Es una rama interesante, las aplicaciones no aportan nada nuevo, es mejor descubrir otras formas de ayudar a las personas", sostiene.

El premio de colegio profesional del Principado, que lleva el nombre de la primera programadora de la historia, le ha permitido inaugurar la nómina de galardonadas entre las mujeres tecnólogas de la región. El jurado destacó la originalidad del trabajo fin de grado que presentó: unas gafas holográficas para una empresa de logística, una tecnología entre la realidad virtual y aumentada, con muchas posibilidades en las intervenciones quirúrgicas o en simulaciones de vuelo. "Es una tecnología muy nueva, con muchas aplicaciones por explotar", subraya la autora del proyecto, aplicado para un almacén logístico.

Vicente García y Cristian González coinciden en el acierto de su discípula y desgranan algunas de las oportunidades que encontrará en el ámbito de la investigación. "Está muy de moda todo lo que tiene que ver con Internet de las cosas, la inteligencia artificial, la robótica y ciberseguridad", sostienen. "Cualquier aplicación para monitorizar a un paciente en un hospital es ya Internet de las cosas", apunta la más joven. Si bien reconocen que cada vez se necesita "más gente que sepa programar", la Universidad adolece en ocasiones de profesores con vocación suficiente para quedarse ante la tentación de las ofertas que les llueven permanentemente de la empresa incluso antes de finalizar sus estudios. "La informática lo es todo", dice García.

Eso sí, reconocen que los procesos de acreditación del profesorado se hacen a veces muy cuesta arriba. Les piden publicaciones en revistas de alto impacto que a veces no ven la luz antes de un año o año y medio. "Y en cinco años te tienes que acreditar, los plazos son muy cortos", aseguran. Al final, concluyen, las 37,5 horas que se suponen que forman parte de la jornada laboral de un profesor universitario, se transforman en muchas más. "Te acreditas como profesor pero te evalúan por la investigación", advierte Vicente García Díaz, profesor desde 2007 en la Escuela de Informática de Oviedo y acreditado desde 2015.

Como ejemplo de la sorprendente evolución que han vivido en los últimos años, Cristian González recuerda que cuando él estudiaba trabajaban con tecnologías de los antiguos teléfonos Nokia pese a que ya existía el sistema Android. "La nuestra es la rama que más rápido ha avanzando; si estás muchos años dando las mismas cosas los propios alumnos se van a quejar", constatan. Si un docente no está actualizado, en uno o dos años ya tiene problemas para dar clase, aseguran. Las asignaturas que María cursó en tercero y cuarto del grado ya están cambiando ahora. Por ello, los docentes de la Escuela juzgan necesario cada vez más que los alumnos puedan comenzar a recibir sus primeras nociones de programación cuando se encuentran en la etapa de Primaria. "Es como las Matemáticas, van bien para resolver otros problemas", coinciden los tres.

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