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"Deben preguntar al marido", asegura la familia de las desaparecidas en Berbes

"Tenían que cogerlo a él, porque él es quien sabe si está muerta o viva", afirma Senén García, primo del padre de la maliayesa Mari Trini Suardíaz

La fosa séptica tenía forma y tamaño humanos, como se ve, vacía.

La familia de la maliayesa Mari Trini Suardíaz, desaparecida en 1987, lo tiene claro y más después de que la Policía Nacional buscara su cuerpo y el de su hija, Beatriz, sin éxito, en la casa de Berbes (Ribadesella) en la que vivió con su marido Antonio María Da Silva, principal sospechoso. "Siempre dije que tenían que cogerlo a él, porque él es quien sabe si está muerta o viva. Es un maleante...", afirma Senén García, primo del padre de la desaparecida. La Policía lusa ya le interrogó pero dijo desconocer el paradero.

La última vez que la vio con vida trató de convencerla de que no volviese con su esposo, pero no lo logró. "Ella marchó con él y vete tú a saber a dónde la llevó...", reflexiona. Reconoce que ya no tiene "ninguna fe" de encontrarla.

Pero quien no la pierde es la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) de la Comisaría de la Policía Nacional de Gijón, que ha puesto todo su empeño en resolver el caso. Los agentes finalizaron ayer el informe sobre la inspección realizada en la vivienda familiar de Berbes ( Ribadesella) en la que buscaban nuevas pruebas sobre la desaparición de María Trini Suardíaz y la hija que tuvo con el portugués. La titular del Juzgado de Instrucción será quien determine la continuidad de las pesquisas a tenor de las informaciones aportadas.

No es la primera vez que la UDEV busca la maliayesa y a su hija en una vivienda familiar. Lo hizo en 2016 en el solar de su casa en Matadeón de los Oteros (León), pero se archivó provisionalmente el caso porque allí tampoco aparecieron los cuerpos. Se retomó tras nuevos indicios que hacían pensar que pudieran estar en una fosa séptica que el portugués realizó, a pesar de no llegar a darle utilidad nunca.

Los trabajos comenzaron el lunes y los agentes tuvieron el apoyo de operarios del ayuntamiento de Ribadesella. Las labores de búsqueda se centraron en tres edificios de la calle Oliva, propiedad del sospechoso. Dieron prioridad a la primera de las edificaciones porque aquí estaba la mencionada fosa séptica. Al romper la plancha de hormigón que la recubría, descubrieron estaba tabicada en su perímetro, pero no en el solado. Sorprendió más que no tenía ni ventilación ni acceso de tuberías, necesarias para la evacuación de gases y excrementos. Aún les llamó más la atención a los agente que tuviera la forma y dimensiones de un cuerpo humano. Así que procedieron a excavar pensando que pudiera albergar los cuerpos de las mujeres, pero estaba vacío. Barajan dos opciones: que ocultaba objetos (armas, droga, tabaco...) o que desistió de darle uso al estar cerca de una conducción de agua potable.

Los agentes, como ya hicieran en noviembre, revisaron la construcción central para pasar al tercer edificio, que fue necesario apuntalar. Retomaron la inspección el martes. Hallaron varias maletas con efectos personales, ropa, así como cartas personales, notas manuscritas por MaríaTrini y facturas que serán ahora analizan por si pudieran aportar nuevos datos.

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