El exministro de Justicia Francisco Caamaño abogó esta mañana por la elaboración de una ley de defensa que preserve el honor y la intimidad de investigados y acusados frente a los juicios paralelos que se producen, colisionando el derecho al honor y la intimidad con el de la información. El también ex secretario de Estado socialista analizó las relaciones entre los letrados defensores y los medios de comunicación en los casos más mediáticos durante su intervención en las I Jornadas de Comunicación y Abogacía organizadas por el Colegio de Abogados de Oviedo.

Caamaño explicó que los cambios experimentados en las comunicaciones supone un reto también para los abogados, ya que si los medios de comunicación siguen un caso mediático, por la popularidad del investigado o acusado, "el abogado se ve obligado a formar parte de ese juego, y asumir otras responsabilidades que hasta ahora no iban asociadas al derecho de defensa".

En este sentido, el exministro socialista indicó que en España "no hay ni un solo criterio regulatorio. Me preocupa el vacío que hay porque no existe orientación alguna de cómo debemos de actuar en estos casos".

Y puso varios ejemplos, como el de Diana Quer y el abogado de "El Chicle" anunciando que no seguiría adelante si se demostraba que hubo violación, o los títulares y críticas al abogado de Iñaki Urdangarín porque dejó de hablar con los medios de comunicación, entre otros.

"La Justicia es parte del espectáculo, otra cosa es si intentamos ordenarlo. Si estamos en una sociedad mediática, el sistema de Justicia debe adaptarse a la nueva realidad en la que se encuentra, y hay que cambiar la perspectiva del derecho de defensa", enfatizó el exministro.

Según explicó, una opción de los abogados es admitir que la comunicación puede ser muy útil como estrategia ante el tribunal, "con lo que los medios de comunicación se pueden usar para defender a un cliente combatiendo el juicio paralelo también desde los medios. Pero también se puede utilizar para frenar otro juicio paralelo, para atacar y destrozar al contrario. Al final se trata de que haya igualdad de armas".

Francisco Caamaño remarcó hasta qué punto esos juicios paralelos pueden "destrozar a una persona" por el mero hecho de ser investigado aunque finalmente no sea acusado o ni siquiera se llegue a admitir la demanda contra él. "A veces la presión mediática es tan potente que el abogado se ve obligado a poner condiciones para ejercer la defensa". Y es más, añadió que "hay clientes que prefieren que se pacte una condena aún en el caso de ser inocentes, con tal de que no se sepa, de que no salga a la opinión pública para que su vida no quede destruida".

El exministro remarcó que "al no haber reglas de juego, estamos dañando al derecho de defensa y también el de la libertad de información", por eso es necesario una "buena ley reguladora, de calidad y con unos estándares mínimos en la que se establezcan las reglas del juego en el mundo de los tribunales y los medios de comunicación".