La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Fátima Hadjam: "Casi perdí el trabajo, pero es peor perder la vida"

Argelina residente en Oviedo, ha terminado la radioterapia para su cáncer de pecho

Fátima Hadjam. AMOR DOMÍNGUEZ

A Fátima Zohra Hadjam, una vecina de Oviedo de 48 años, originaria de Argelia, le diagnosticaron cáncer de pecho el verano pasado y acaba de completar su tratamiento de radioterapia. En mayo tendrá el primero de lo controles para saber si ha superado una enfermedad que, aunque al principio la dejó "fatal", no ha podido con ella. Es un camino lleno de incertidumbre que no finalizará hasta dentro de cinco años. "Empiezo a ver futuro", asegura esta mujer positiva, que se puso en manos de la Asociación contra el Cáncer, donde encontró consuelo en otros pacientes como ella y mucho alivio en las clases de pilates y otras actividades organizadas por la entidad. "Al principio, mi marido era incapaz de pronunciar la palabra cáncer. Pero ahora lo lleva mucho mejor porque ve que estoy saliendo adelante", asegura.

Como muchos otros enfermos, Fátima tuvo que dejarlo todo para luchar con todas sus energías contra la enfermedad, y eso afectaba al trabajo. "Casi estuve a punto de perderlo. Ahora estoy de baja. Hablé con mis jefes y han entendido que lo que sufro es una enfermedad que yo no elegí. Por eso, veo posibilidades de seguir trabajando en el futuro, una vez que supere esto definitivamente. El trabajo es una cosa importante, pero la vida lo es más. Un trabajo siempre se puede volver a conseguir, aunque a veces se ponga muy cuesta arriba, pero si se pierde la salud, se pierde todo", desgrana esta mujer.

La radioterapia fue una experiencia dura, que la agotó emocionalmente. "Quería acabar, me echaba a llorar. Pero lo superé gracias a los doctores, las enfermeras, los otros pacientes... Somos como una gran familia. Tras estar quince o veinte minutos bajo la máquina, tenía que regresar caminando a casa, de noche. Necesitaba sentir el aire fresco en la cara", rememora.

De lo malo, algo bueno

Esta mujer cree que nunca hay que tirar la toalla. "En lo malo, siempre hay algo bueno. Es muy bueno hablar cuando se sufre dolor", asegura. Y ahora solo desea ayudar a otras mujeres que están pasando por lo que ella ha pasado. "A mí me ayudaron y si puedo ayudar, lo hago", dice. Como Fátima, miles de pacientes luchan a diario por vencer al cáncer.

Compartir el artículo

stats